Fragmentación y polarización
El Perú es un país fragmentado y polarizado social, cultural, étnica, económica y éticamente. Ello se expresó en las elecciones presidenciales del 11 abril. La fragmentación se dio en la representación política en el Congreso y la polarización en los dos candidatos que pasaron a segunda vuelta, pues se enfrentaron la derecha conservadora, representada por Keiko Fujimori, y la izquierda radical, representada por Pedro Castillo.
La fragmentación y polarización, que el modelo neoliberal ha contribuido en sus casi 30 años de vigencia al no haber resuelto los graves problemas sociales heredados, no vienen en calma. En sí mismas son conflictivas, por lo que requieren de mucha pericia, gestión y tacto para ser atendidas y, lo más importante, contribuir a su superación progresivamente.
Candidatos opuestos
Perú ha elegido a dos personajes opuestos. Una mujer y un hombre. Ella es una consolidada política capitalina e integrante del status quo. Él, casi un novato en política, es un outsider y provinciano. Ella estudió Administración de Empresas en Estados Unidos e hizo un MBA . Él estudió educación, primero en un instituto nacional y luego en una universidad privada, pero accesible económicamente para un profesor, donde tiene un bachillerato y una maestría en psicología educativa. Ella busca continuar el modelo económico neoliberal implementado por su padre, así como mantener la Constitución, y él busca cambiar ese modelo, tal como está expresado en el Plan de Gobierno, así como convocar a una Asamblea Constituyente con la más amplia participación social.
Ella de ascendencia japonesa por ambos padres, está casada con un norteamericano de ascendencia italiana. Él es un andino casado con una andina. Ella se ha paseado por el mundo. Y para él Cajamarca era su mundo y ahora también lo es el Perú. Desde los 19 años, ella es una figura pública internacional al haber sido primera dama entre 1994 al 2000, y congresista (2006-2011). Él se hizo conocido recién el 2017 por su liderazgo en la huelga nacional de sus colegas docentes.
Ella es acusada de corrupción hace años por diversos delitos como lavado de activos, organización criminal, entre otros cargos. Él no tiene antecedentes de corrupción ni juicios. Ella tiene grandes y muy buenos vínculos con la banca, la industria, el comercio nacional e internacional. Él no tiene vínculos con el empresariado ni la banca ni los medios de comunicación masiva.
La coincidencia, que ha sorprendido a muchos, es que ambos son pro familia, y están en contra de la igualdad de género. Quizá una sociedad más conservadora en lo religioso, tanto de la iglesia católica, como de gran parte del sector evangélico, ha pesado en esta elección. No coinciden políticamente, pero en algunos valores tradicionales religiosos se unifican. En esta segunda vuelta la elección para sus votantes será más una carga política que de derechos de género o aborto.
Perfil de Keiko
Es inteligente, astuta, firme, perseverante, organizada, líder. Tiene la tenacidad, la disciplina, las formas rápidas y duras de un samurái. Nació en medio del poder. Cree en su brillo y unicidad. Lo demás es ilusión. Esta es su tercera postulación, y parece que fuera la primera. Pareciera que no tuviera una acusación fiscal que pide 30 años de cárcel. No se ruboriza por su pasado. Reclutó dinero de la banca, de constructoras, etc., porque era necesario para acceder al poder. Maquiavelo reclamaba que un buen príncipe, o un buen político, debía ser león que espante lobos, y zorros, para librarse de las trampas. Ella y el fujimorismo no son ajenos a esta prédica.
Keiko cree, con razón, que el repunte que tuvo el fujimorismo en el 2016, es producto de su partido, Fuerza Popular, FP, cuyo símbolo es la K, la inicial de su nombre. Así es el partido. Por eso ella es la redención del fujimorismo. Ella no renunció a ese tesoro tras sus dos derrotas electorales, y peleó por su liderazgo frente a su hermano Kenji, a quién no dudó, a través de uno de los integrantes de FP, en grabarlo in fraganti en actos de corrupción.
Ella ha sido criada en el seno del poder fujimorista. Conoce muy bien sus herramientas. Se siente heredera de un símbolo, un sentimiento, una empresa: el fujimorismo, al cual siente que lo ha reflotado. Por su formación y por su carácter, ha luchado como le enseñaron sus maestros, por consolidar su liderazgo, especialmente contra otro Fujimori, que sería el único capaz de arrebatarle la herencia del poder simbólico que es el fujimorismo en el Perú.
Sea consciente o no, la gestión de su padre y su entorno, fue su escuela. No tuvo otra opción. Ella aprendió de su padre y sus colaboradores, las buenas artes de gobernar, pero también las malas. Quizá en su fuero interno las repudie, pero las práctica con habilidad. La emboscada, el autoritarismo, la prepotencia cuando tiene poder lo usa con bastante normalidad. El control, el manejo, la vigilancia de los suyos, le es propio.
Sabe golpear a sus enemigos, seducir, incidir en los indecisos. Sabe hacer política autoritaria, sin democracia ni alternancia. Copia a su padre, y ese episodio tan dramático, esa disputa fratricida con Kenji, revela la personalidad de Keiko. En los límites se descubre a la persona. Tan parecida es a su padre, que, al igual que él, ella también fue tentada por la corrupción. El vínculo es fuerte, porque su padre fue su protector, por lo que ella lo protegió, al igual que sus hermanos, frente a las denuncias de su madre.
La cercanía con su padre, se volvió cercanía con el poder económico. Ella sabe del impacto y de la capacidad de ese poder económico en poner o sacar presidentes. De allí su vínculo con ese poder. Pero también hoy esa relación puede ser su derrota en esta campaña, especialmente frente a un casi desconocido profesor que no tiene vínculos con el poder económico.
El fujimorismo hoy es una corriente que tiene en el poder económico su gran soporte y apoyo. Y ese poder hoy usa a FP como una plataforma para insertarse en el mundo popular. Busca, tras bambalinas, su representación a través del populismo fujimorista. Pero hoy, en una sociedad híper informada, sobre comunicada, intensamente relacionada, el vínculo es obvio y claro. El poder del dinero busca el poder político para legitimar. Y el poder político busca el poder del dinero para mantenerse.
En ese sentido, ella es orgánica al poder económico, por lo que es muy débil en los sectores populares, especialmente D y E, y muy bien apoyada por los sectores A y B. Y es principalmente ese nexo con el poder económico, no tanto sus antecedentes de corrupción, el que puede desencadenar su posible tercera derrota por una mayoría popular, que ve en el poder económico un factor de su crítica situación.
Perfil de Castillo
Castillo tiene la paciencia andina en su forma de expresarse, de comportarse, de hilvanar las ideas. Y tiene casi el tacto de un gentleman, de un diplomático, de un hombre de paz. Lo central de su perfil no es tanto su poca experticia como político, de la cual sólo se sabe que fue militante de Perú Posible casi 15 años, antes de postular con Perú Libre. Sino su organicidad e identidad con el lugar de nacimiento, su extracción social, su posición de clase.
Así, lo primero es que nació en el caserío de Puña, distrito de Tacabamba, provincia de Chota, departamento de Cajamarca, que el 2018 fue el de mayor pobreza. Allí ha crecido y ha optado vivir. Bebió de ese ambiente, esa cultura, esa forma de ver el mundo dicotómico que la sociedad les ha impuesto entre ricos y pobres. Vivir toda su vida, 51 años, en su pueblo natal expresa el arraigo a la familia, a la tierra, a la cultura.
Puña, donde viven aún sus padres, “es un caserío sin saneamiento, con agua entubada no potabilizada, letrinas, electrificación rural y una pésima cobertura de Internet.” Ellos se dedican “a la agricultura, siembran cereales para el autoconsumo y para el comercio papa blanca y arveja.” Castillo vive en Chugur, también en Tacabamba, que “es un caserío con saneamiento básico, con agua entubada no potabilizada, electrificación rural y una pésima cobertura de Internet. Es orgánico a su tierra, a sus raíces familiares, sociales y culturales.
Estudió educación en el Instituto Superior Pedagógico Octavio Matta Contreras, de la provincia de Cutervo, y es bachiller en educación por la Universidad César Vallejo, donde luego terminó la maestría en psicología educativa. Terminando los estudios regresó a su natal Tacabamba y es profesor desde 1995 en Puña. Así, es orgánico a su clase social desde una perspectiva de desarrollo educativo.
Por eso Castillo se define además de docente, como campesino y rondero, que son las labores e identidades que más identifican a su pueblo. Asume la organización comunal y la labor que sus padres realizan. Así, decidió cultivar la tierra y la mente de nuevas generaciones. Por tanto Castillo es orgánico a esa clase social, de la cual ha decidido asumir su liderazgo.
Por otra parte es orgánico a su sector social gremial, pues en el magisterio ha ido asumiendo altas posiciones en la dirección gremial, hasta presidir la huelga magisterial del 2017. Y es ese sector el que más ha aportado a su campaña en la primera vuelta. La extensa red de docentes a nivel nacional, presentes en el campo y la ciudad ha sido su fuente de transmisión de su candidatura, la que aportó recursos logísticos y económicos, según refiere Castillo.
Todo ello le da un nivel de sostenibilidad social a sus ideales y propuestas y una mayor identificación. Pero también es la fuente de sus limitaciones. Porque si bien Castillo tiene esa forma de ser andino, receloso, discreto, parco. Tiene maneras sencillas y prudentes, es un político que tiene la formación del campo. Sabe esperar, está atento a las señales del entorno. Mira el contexto como quién ausculta el tiempo para ver si llegan las lluvias y siembra, o es mejor esperar.
Su fortaleza también es su debilidad, pues no tiene un amplio conocimiento en economía, en la operacionalización y algunos detalles de sus propuestas, entre otros puntos. Ello hace que el tranquilo docente, el paciente agricultor se encrespe. Sin duda hay un cargamontón del periodismo, en su legítimo derecho por buscar la primicia, por buscar titulares o porque ellos tienen una posición ideológica contraria a Castillo, y por el cual a veces pierde un tanto los papeles.
Carga montón que está permitiendo por un lado exponer las debilidades de Castillo, pero también permite conocer mejor la totalidad de su pensamiento y propuestas. Las cuales no pasan por el marxismo leninismo, sino más bien por un izquierdismo radical en lo político, y un conservadurismo en sus valores y principios. Y al parecer ha percibido que debe pasar a la ofensiva mediática, a la exposición en medios, pero al mismo tiempo evitar los debates con Keiko.
Dicotomía histórica
Esta dicotomía y oposición ha despertado iras, miedos, inseguridades, por ambos bandos, es producto de siglos de corrupción, autoritarismo, discriminación, exclusión y explotación. Los pobres del Perú, desde hace siglos hubieran elegido, de haber tenido la posibilidad, un Castillo como presidente, con debilidades y falencias. Pero que tuviera ideas de libertad, igualdad, fraternidad, que la derecha conservadora peruana nunca hizo suyas, por lo que Perú nunca tuvo su revolución francesa de 1789.
La revolución del voto
Si por la fuerza o el dinero o el engaño, los dueños del Perú fabricaban presidentes para defender el statu quo, hoy los de abajo, sin mayores recursos, sin apoyo de los grandes medios, y sí con mucha esperanza y coraje, han usado el voto como un acto revolucionario para exigir cambios. Y lo han exigido rápida y contundentemente, pues Castillo hacía un mes que no figuraba entre los favoritos en las encuestas, y al final sacó casi el 20%.
¿Propuestas radicales democrático burguesas?
Las propuestas radicales de izquierda de Perú Libre y de Castillo, no son novedades en el Perú. Velasco implementa muchas de ellas, como recuerdan muchos comentaristas de derecha. Por eso Keiko hoy habla de “un cambio hacia adelante”. Un “cambio hacia atrás” sería el de Castillo. Pero eso no es comunismo. En realidad es casi una revolución democrática burguesa, que el Perú nunca tuvo, porque no tuvo una clase liberal dirigente. El liberalismo es tardío, y vino como neoliberalismo. Por eso, Keiko se corre a la izquierda, ahora busca cambios, y Castillo corre al centro, promoviendo la inversión.
¿Democracia para el pueblo o por el pueblo?
La tendencia de la quincena de abril a finales de abril es que ambos suben, más Keiko que Castillo. Pero como solo falta un mes para las elecciones, la pregunta es si le alcanzará tiempo a Keiko para revertir la tendencia. Pero aun cuando la exposición de las debilidades de Castillo melle su imagen de estadista, un slogan como “no más pobres en un país rico” no es fácil de caer. Y máxime si anuncia en las próximas semanas un posible gabinete con miembros del equipo de Mendoza.
Cambio en las estrategias
La campaña de Keiko ha cambiado. Del inicial meter miedo por el advenimiento del comunismo, de afirmar que si triunfa Castillo el Perú se podría convertir en otra Cuba o Venezuela, se ha pasado a invitar a la población a ser parte de su plan de gobierno, con una buena estrategia, al parecer diseñada por su jefe de plan de gobierno Guerra García.
Pero el pobre quiere un Perú donde todos sean iguales en ciudadanía y en riqueza. En ese sentido, no es Castillo el que polariza. La polarización viene más de quienes no apuestan por reducir las desigualdades, y la continuidad del modelo que trajo logros económicos coyunturales y no estructurales, que es lo que quiere y necesita el pobre. La campaña del miedo no cala, porque no es la respuesta al problema.
Dos estrategias, dos personalidades
Pero Keiko, por su perfil, busca un contrincante, alguien con quién debatir, porque confía en sus habilidades. Y busca ese contrario para arrasar. La estrategia de Castillo en cambio desde el inicio ha sido la de ningunearla. Eso la exaspera más, la debilita. Al no encontrar contrincante Keiko es aislada. Porque su fuerza es tener con quién pelear. Allí ella es buena. Es ágil, es astuta, es ruda. Aguanta los golpes y sabe bien cómo proponerlos. Sin contrincante se desvanece su fuerza, se va al vacío, cae en su soledad.
Keiko aparece así como más autoritaria que Castillo, pues él quiere continuar su campaña de primera vuelta, es decir, visitar los pueblos y hablar cara a cara con la gente. Ello porque no tiene tribuna nacional. Los grandes medios están con Keiko. Eso legítima que Castillo no quiera debatir con Keiko. Más maximalista, por autoritaria, aparece Keiko persiguiendo a Castillo. Quiere afirmarse por oposición a él. Porque al parecer ella y su equipo han entendido que no pueden afirmarse en sus políticas, porque sus propuestas chocan con la mayoría pobre del país.
Si Cerrón fuera el candidato, quizá Keiko ganaría. Pero con Castillo es muy probable que pierda. Castillo no es confrontacional. Es radical, pero con buenas maneras. Hasta cierto punto es diplomático, elegante sin finura, radical con tacto y tino. No es ofuscado, picón, agresivo. Es más bien paciente, tranquilo, mesurado, pero con energía. Por eso si la campaña de miedo continúa, rebotará como un boomerang que no encuentra su objetivo.
Radical por humanidad
Pero además la radicalidad de Castillo no es intelectual, académica, libresca, es humana, es sensible, es orgánica a su clase. De allí que a pesar de la campaña de demolición por la vía del cuco comunista, marxista leninista, pro terrorismo, etc., Castillo en la última encuesta suba un punto. Sí subió más Keiko, pero es la lógica reacción de sectores de clase media que votaron por otras opciones de derecha y que tras quince días de pensar bien, optan por el mal menor: Keiko.
Miedo al plan no al candidato
El miedo se condice ante la figura de un agresor, matón, autoritario. No es consistente el miedo por planes solamente. La derecha levantó inicialmente que el plan de Perú Libre, partido por el que postula Castillo es radical, comunista, marxista leninista. Pero no se gobierna con el programa solamente, y en muchos casos se le abandona. Se gobierna a través del o de la política. Sus decisiones las toma el gobierno, no el plan.
De allí que no tuviera gran repercusión el agitar el maximalismo del plan de gobierno de Perú Libre. Además, el jefe del plan es Cerrón y Castillo ya lo marginó de las decisiones políticas en plena campaña. Y claro, Castillo está lejos de ser comunista y marxista, menos leninista, y tampoco se declara mariateguista.
Representación orgánica versus representación construida
Keiko ha buscado representar al país. Ha trabajado duro forjando su partido FP, pero no es orgánica a un sector o clase. Quizá sólo al sector duro del fujimorismo que heredó de su padre, ese sector que busca el populismo y neoliberalismo, que espera el “chorreo”, que recibe algo a cambio de dejar que las cosas sigan como están y de permitir que robe, porque ya dejó algo.
Keiko al no ser orgánica al pueblo, no aparece como natural. Tiene la perseverancia, fortaleza, firmeza del padre, la organización, pero no heredó su diplomacia y su tacto. Ella, que obtuvo todo desde pequeña, está acostumbrada a tener lo que quiere, y ella quiere ser presidenta. No cejará en ese empeño. No hizo frente al descalabro de su gestión con mayoría parlamentaria. No lo hizo tras estar encerrada en un penal. No lo hizo tras haber puesto casi en el penal a su hermano.
Gobierno para todos, especialmente para los pobres
Nada la detendrá, sólo un pueblo más astuto que ella, que creó un candidato opuesto a sus maneras, a su falta de empatía, a su falta de ternura. Por ello es muy probable que el pueblo pobre y marginado, ponga a Castillo en el sillón de Pizarro, por oponerse a la férrea voluntad ególatra de alguien que no ha aprendido a perder.
Castillo tiene más probabilidades de ganar porque es orgánico a su clase, y desde allí le habla al país y al mundo, no para confrontarlos ni para “que la tortilla se vuelva” sino para dialogar y negociar nuevas relaciones sociales, económicas, políticas, culturales, etc., que contribuyan a crear más igualdad, más libertad, y más fraternidad. Gobierno para todos, pero con énfasis para los pobres. Su soporte es más sólido que el de Keiko.
Dos revanchas históricas
El pueblo lo puede hacer también porque a 200 años de la República, la derecha -que gobernó casi siempre, salvo los 7 años del gobierno de Velasco-, puede ser sancionada en su incapacidad de incluir, democratizar, igualar, ser fraterna. Y está buscando hacerlo a través de un hijo de Cajamarca, precisamente el lugar donde los españoles derrotaron a los Incas. Sería una revancha simbólica a 489 años de esa derrota.