Berlyn B. Brixner: Trinity Test Fireball 16ms
Foto: Berlyn B. Brixner: Trinity Test Fireball 16ms

Investigación, genealogía y controversia sobre el impacto humano contemporáneo en el ambiente global

La geología condiciona la historia humana. Las primeras civilizaciones surgieron hace unos seis mil años, a mediados de la época geológica del Holoceno, luego de que el aumento de la humedad atmosférica y la estabilización del nivel del mar hiciesen posible el desarrollo de la agricultura y la urbanización. Ya sea en el Indo o en el Éufrates, en el Grijalva o en la cuenca del Misisipi, las sociedades complejas, con distinciones de clase y gran capacidad de movilización, surgieron por primera vez cerca de las márgenes costeras. Cuando nuestra especie, el homo sapiens, tuvo que lidiar por más de trescientos mil años con las inclemencias del gélido Pleistoceno, lo hizo en pequeñas sociedades nómadas, de entre diez y cuarenta personas, dedicadas a la caza y la recolección. Pero este modo de vida entró en crisis con la revolución agraria del Neolítico y la aparición de asentamientos urbanos permanentes, lo que dio origen a sociedades gobernadas por el Estado más allá del alcance de las aldeas agrícolas, justamente a mediados del Holoceno. Desde entonces, jamás la humanidad había atravesado una nueva época geológica, un cambio que implica de por sí transformaciones sincrónicas e irreversibles en la corteza terrestre. Sin embargo, esta percepción podría cambiar radicalmente.

Entre el 18 y el 22 de mayo de este año el Grupo de Trabajo del Antropoceno (GTA), un equipo especializado de geólogos de catorce países, presentará en la Casa de las Culturas del Mundo (HKW) de Berlín los resultados de una investigación de más de doce años. En esta afirman que la sociedad contemporánea transita desde mediados del siglo XX una nueva época geológica, marcada por el impacto negativo de la industrialización moderna y la globalización. Si la evidencia reunida es suficiente para fundamentar su propuesta, la carta cronoestratigráfica internacional (base de la escala geológica de tiempo) será modificada incorporando el Antropoceno como época actual, pasando este a ser considerado un hecho de conocimiento común, incluso con implicaciones legales. Esto no solo marcaría el fin de los 11.700 años de duración del Holoceno, sino que también indicaría el reconocimiento de la dramática desaparición de las condiciones ambientales globales que posibilitaron el surgimiento y desarrollo de la civilización humana.

Jan Zalasiewicz, fundador del GTA y presidente de la Subcomisión Estratigráfica del Cuaternario, explica:

“Existe un gran acuerdo entre la comunidad científica del sistema Tierra y los geólogos involucrados en el análisis formal del Antropoceno que este es un cambio reciente a escala de época en el sistema planetario, en el que los impactos humanos asociados con la industrialización moderna y la globalización se han vuelto abrumadores y a menudo efectivamente irreversibles”.

Según el geólogo y profesor de paleobiología de Leicester, estos impactos incluyen el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad, los cambios en el paisaje, muchas formas de contaminación y las señales geológicas que generan.

En efecto, ahora están llevando rápidamente al mundo desde la relativa estabilidad de los últimos miles de años de la época del Holoceno a un tipo diferente de estado planetario, con un clima más caliente, niveles del mar más altos, una química superficial alterada y una biósfera degradada.

Esta nueva trayectoria terrestre tiene su origen en la Gran Aceleración, un fuerte repunte en una multitud de indicadores socioeconómicos globales y tendencias biogeofísicas planetarias de mediados del siglo XX. Esto implicó un desaforado incremento en el consumo de los recursos materiales y energéticos de la Tierra por parte de las naciones en el nuevo escenario internacional abierto tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. De continuar, la humanidad atravesará el peligroso umbral que la separa de condiciones ambientales incontrolables. Científicos del GTA advierten que esto plantea “graves riesgos para la salud, la economía, la estabilidad política (especialmente para los más vulnerables al clima) y, en última instancia, la habitabilidad del planeta para los humanos”.

Esta perspectiva también convierte al GTA en víctima del fuego cruzado. Tal como ocurrió con el darwinismo, la formalización del Antropoceno supone una amenaza para creencias arraigadas sobre el lugar de la humanidad en el mundo, por lo que su ciencia se ha ganado múltiples detractores dentro y fuera de la geología. La noción de que la humanidad es un agente geomorfológico no es nueva en el pensamiento occidental, pero siempre fue rechazada por considerarse dicho impacto demasiado insignificante en comparación con las grandes fuerzas de la naturaleza. A su vez, el carácter antrópico de estas muchas perturbaciones planetarias ha abierto un acalorado debate sobre la verdadera naturaleza de estos impactos. Zalasiewicz lo explica:

“Una gama más amplia de académicos, incluidos los de las ciencias sociales y las humanidades, ha visto la importancia de estos cambios y han comenzado a utilizar el Antropoceno, aunque a menudo lo interpretan de una manera diferente, para abarcar una gama mucho más amplia y difusa de impactos humanos, con miles de años de duración. Una de las tareas a la que nos enfrentamos es comprender, esclarecer y resolver las distintas interpretaciones del Antropoceno”

“La noción de que la humanidad es un agente geomorfológico no es nueva en el pensamiento occidental, pero siempre fue rechazada por considerarse dicho impacto demasiado insignificante en comparación con las grandes fuerzas de la naturaleza”

Julia Adenney Thomas es historiadora de Notre Damme y colaboradora del GTA. Junto a Zalasiewicz y el geólogo Mark Williams ha publicado The Anthropocene: A Multidisciplinary Approach (2020), en donde explican cómo diferentes disciplinas abordan el fenómeno del Antropoceno desde diferentes perspectivas enraizadas en distintas interrogantes. Thomas dice:

“Podríamos pensarlo de esta manera: 1) Los geólogos se preguntan cuándo las actividades humanas produjeron de manera casi sincrónica estratos globales. El GTA ha llegado al acuerdo de que esto ha ocurrido desde mediados del siglo XX y hará su propuesta de evidencia formal en enero de 2023. 2) Los científicos del sistema Tierra se preguntan cuándo el funcionamiento de este sistema fue alterado por la actividad humana, y también apuntan a mediados del siglo XX con la Gran Aceleración. 3) Historiadores, antropólogos, arqueólogos, geógrafos y campos afines se preguntan cuándo los seres humanos comenzaron a obtener los poderes para crear esta ruptura ocurrida desde mediados del siglo XX. Sus respuestas van desde el dominio del fuego por parte de los homínidos ancestrales, incluso antes de que apareciera el homo sapiens hace unos 300.000 años, hasta el desarrollo de antibióticos, saneamiento y el proceso Haber Bosch en el siglo XIX y principios del XX”.

Aunque las autoridades de la comunidad geológica aún no han reconocido el Antropoceno como nueva época, diversos organismos internacionales han tomado nota de este debate en curso. En su informe especial Global Warming of 1.5 °C (2018), el IPCC rescata la utilidad del Antropoceno “como un ‘concepto de límite’ que enmarca ideas críticas para comprender los impulsores, la dinámica y los desafíos específicos que permitan responder a la ambición de mantener la temperatura global muy por debajo de los 2° C, mientras se realizan esfuerzos para adaptarse a un mundo 1,5° C más cálido”.

En su informe Planeta Vivo 2018, el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) inserta en su marco general a “la Gran Aceleración, un evento único en los 4.500 millones de años de historia de nuestro planeta, con una población humana y un crecimiento económico explosivos que impulsan un cambio planetario sin precedentes a través de una mayor demanda de energía, tierra y agua. Esto es tan grande que muchos científicos creen que estamos entrando en una nueva época geológica, el Antropoceno”.

Mientras que la Agencia Europea para el Ambiente (EEA), en su informe Drivers of change of relevance for Europe’s environment and sustainability (2019), también ha reconocido:

“El período posterior a la década de 1950 marcó un período único en la historia humana con un cambio global acelerado y sin precedentes inducido por el hombre. Esto se conoce como ‘la Gran Aceleración’. El cambio está ocurriendo a tal escala que las actividades humanas ahora han alterado significativamente el sistema Tierra del Holoceno estable a una nueva época dominada por los humanos conocida como el Antropoceno”.

Entre el 18 y el 22 de mayo el Grupo de Trabajo del Antropoceno presentará los hallazgos estratigráficos concluyentes de doce sitios que tienen el potencial de convertirse en un marcador formal del Antropoceno. Esto ocurrirá en la Haus der Kulturen der Welt (Casa de las Culturas del Mundo), el centro nacional de Alemania para la presentación y discusión del arte contemporáneo, con un enfoque especial en las culturas y sociedades no europeas. Aquí, doce equipos de investigación presentarán sus diferentes registros ambientales, como núcleos de hielo antárticos, sedimentos de lagos, corales o turba. Discutirán la evidencia material de una variedad de impactos antropogénicos, en una charla en donde el público interesado, dentro y fuera de las geociencias, está invitado a participar. Bernd Scherer, director de la HKW dice:

“Espero que quede claro que vivimos en la nueva época geológica del Antropoceno, en la que los humanos están poniendo en peligro el futuro del planeta a través de sus acciones, y qué papel crucial juega la ciencia basada en hechos para reconocer esta crisis. Es importante también dejar en claro qué desigualdades globales han producido los desarrollos de las últimas décadas, en las que unos pocos viven a expensas de la mayoría”.

“El período posterior a la década de 1950 marcó un período único en la historia humana con un cambio global acelerado y sin precedentes inducido por el hombre. Esto se conoce como ‘la Gran Aceleración’”

La investigación

Si bien el Antropoceno comenzó a ser ampliamente discutido a partir del año 2000, principalmente por la comunidad científica del pionero Programa Internacional Biosfera Geosfera (sobre lo que volveremos en detalle más adelante), su análisis formal dentro de la geología contemporánea recién comenzó en 2008, cuando algunos representantes de esta disciplina dieron cuenta del uso cada vez mayor del término en el mundo académico. Ese año, unos veinte geólogos dirigidos por Zalasiewicz presentaron a la Comisión de Estratigrafía de la Sociedad Geológica de Londres un análisis preliminar titulado Are we now living in the Anthropocene? Su conclusión fue que había suficiente evidencia para apoyar la formalización de esta nueva época. En respuesta, Phil Gibbard, por entonces presidente de la Subcomisión Estratigráfica del Cuaternario, perteneciente a la Comisión Estratigráfica Internacional, convocó a la conformación de un equipo multidisciplinar, el Grupo de Trabajo del Antropoceno. Su mandato: “Investigar la validez y aplicabilidad del término Antropoceno”.

En su informe anual 2009, esta subcomisión declaró:

“El Grupo de Trabajo del Antropoceno, presidido por el Dr. J. Zalasiewicz (Leicester), se creó en el verano de 2009 a raíz de la propuesta del término Antropoceno hecha por Crutzen (2002), su posterior análisis por parte de la Comisión de Estratigrafía de la Sociedad Geológica de Londres y una sesión convocada en la reunión de otoño de 2008 de la Unión Geofísica Americana sobre este tema. El propósito del grupo de trabajo es examinar el término y su base estratigráfica subyacente con más detalle y consideración, y posteriormente hacer recomendaciones sobre su posible formalización”.

El GTA se fundó con dieciséis especialistas. Creció y evolucionó con membresía internacional agrupando para 2022 a treinta y ocho profesionales de catorce países. La gran mayoría pertenece al área de las geociencias. Sin embargo, dado que el grupo considera los fenómenos humanos, también cuenta con representantes de la arqueología, la geografía, la historia, la filosofía y el derecho internacional. Estos abordan los impactos humanos en el ambiente y sus consecuencias, explorando la utilidad de la formalización en la escala geológica de tiempo para el desarrollo de la ciencia y la erudición. No obstante, la principal tarea del GTA es evaluar el Antropoceno como una unidad potencial de tiempo geológico, siguiendo los estrictos protocolos elaborados por la Comisión Estratigráfica Internacional y su organismo matriz, la Unión Internacional de Ciencias Geológicas.

El caso del Antropoceno se analizó durante los siguientes años, y se presentaron varias publicaciones en donde se exploraba su posible formalización:

  • When did the Anthropocene begin? A mid-twentieth century boundary level is stratigraphically optimal (2015)
  • The Anthropocene is functionally and stratigraphically distinct from the Holocene (2016)
  • A formal Anthropocene is compatible with but distinct from its diachronous anthropogenic counterparts (2019)
  • The Anthropocene as a Geological Time Unit: A Guide to the Scientific Evidence and Current Debate (2019)

Tras una votación no vinculante por parte de sus miembros, el GTA anunció sus conclusiones y recomendaciones provisionales en el 35° Congreso Geológico Internacional en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, el 29 de agosto de 2016. Según estas sugerencias el Antropoceno está fundamentado estratigráficamente, debería formalizarse en el rango de época (no en el de era ni en el de edad), con un inicio aproximado en 1950 y definido por un GSSP, es decir, un marcador cronoestratigráfico informalmente conocido como “clavo dorado”. Esto significa que para que el Antropoceno pueda ser oficialmente reconocido, el GTA debe proponer un punto específico en la faz de la Tierra que sirva de referencia global para indicar su comienzo, y debe buscarlo en los estratos correspondientes a las inmediaciones de la década de 1950. Así lo estipuló una nueva votación, esta vez vinculante, cuyos resultados fueron dados a conocer el 21 de mayo de 2019:

Pregunta 1: ¿debería tratarse el Antropoceno como una unidad estratigráfica formal definida por un GSSP?

  • Veintinueve votaron a favor (88 % de los votos emitidos)
  • Cuatro votaron en contra
  • Sin abstenciones

Pregunta 2: ¿debería ser la guía principal para la base del Antropoceno una de las señales estratigráficas de mediados del siglo XX de la Era Común?

  • Veintinueve votaron a favor (88 % de los votos emitidos)
  • Cuatro votaron en contra
  • Sin abstenciones.

Este resultado estructuró la posterior labor del GTA. Sin embargo, como queda en evidencia con la votación, un pequeño sector mostró oposición a esta orientación. Como veremos más adelante, no se quedarán de brazos cruzados. Pero a grandes rasgos, con esta votación el GTA cerraba una etapa: pasaron diez años desde que sus fundadores asumieron el desafío de reunir toda la evidencia necesaria y examinar la posible formalización del Antropoceno. Ahora se encaminan hacia la recta final.

–El proceso de búsqueda del sitio para el GSSP está actualmente en curso –dice Colin Waters, presidente del GTA y también profesor de la Universidad de Leicester. –Y se están considerando doce sitios.

“pasaron diez años desde que sus fundadores asumieron el desafío de reunir toda la evidencia necesaria y examinar la posible formalización del Antropoceno”

Estos sitios y sus señales estratigráficas son:

  1. Embalse de Searsville, en California, Estados Unidos. Tiene 127 años de antigüedad y está ubicado en la reserva biológica Jasper Ridge, en la Universidad de Standford. El candidato a GSSP es un núcleo de 11,03 metros de longitud con una deposición sedimentaria de 7,5 centímetros por año. Posee unas 300 capas de menos de un milímetro hasta treinta milímetros. Los científicos a cargo son Allison Stegner, Anthony Barnosky y Elizabeth Hadly.
  2. Turbera en la meseta de Równia pod Śnieżką, en la frontera entre República Checa y Polonia. La meseta tiene una altura de hasta 1450 metros y se ubica en la cordillera de Karkonosze. El análisis de un extracto de turba reciente de 49 centímetros muestra que esta se ha acumulado por 149 años, lo que corresponde a una tasa de acumulación promedio de entre 0,5 y 0,1 centímetros por año. La encargada es Barbara Fiałkiewicz-Koziel.
  3. Lago Sihailongwan Maar, en el condado de Jingyu, provincia de Jilin, China. Está a 776 metros sobre el nivel del mar y tiene una profundidad de 53 metros. El candidato a GSSP es un núcleo laminado en sus 33 centímetros superiores, con distintas capas blancas de un milímetro a 33 y 6,8 centímetros. El científico a cargo es Yongming Han.
  4. Bahía de San Francisco, en California, Estados Unidos. Es el puerto más grande y concurrido de la costa pacífica de ese país. El candidato a GSSP es un núcleo compuesto de limos y arena fina con capas ocasionales de arena gruesa y conchas, tomado del sur de la bahía. A cargo están Stephen Himson, Mark Williams, Jan Zalasiewicz, Colin Waters, Juan Carlos Berrio, Ian Wilkison y Mary McGann.
  5. Bahía de Beppu, una ciudad en la isla de Kyūshū, al sur de Japón. Los candidatos a GSSP son núcleos de depósitos costeros recolectados en 2019 con partículas de cenizas volátiles carbonosas producidas únicamente a partir de la ignición industrial de combustibles fósiles. Los científicos a cargo son Jun Inoue y Michinobu Kuwae.
  6. Lago Crawford, provincia de Ontario, Canadá. Se ubica en la localidad de Milton y está permanentemente estratificado, ya que sus aguas superficiales y profundas casi nunca se mezclan. Muestras de núcleos de congelación y núcleos de gravedad fueron recolectadas en agosto de 2018 y febrero de 2019. La encargada es Francine McCarthy.
  7. Corales de Flinders Reef, en la meseta de Queensland, Australia. Es un arrecife de alta mar a 250 kilómetros de la costa noreste de Australia y uno de los sistemas de arrecifes discretos más grandes del mar del Coral. El candidato es un núcleo de coral que se cortó a lo largo en rodajas de 7 milímetros de espesor y que data de 1710. El responsable es Jens Zinke.
  8. Corales del West Flower Garden en el Bank Reef del Golfo de México, a 190 kilómetros de Galveston, Texas, Estados Unidos. Originalmente el plan era explorar las Islas Caimán, en el Caribe Central, pero la pandemia de coronavirus obligó a los investigadores a rediseñar su plan. La encargada es Kristine DeLong.
  9. Cuenca oriental de Gotland, en el mar Báltico. Situada entre Suecia y los países bálticos, se caracteriza por sus aguas estancadas y de baja concentración de oxígeno. Aquí se recuperó un núcleo de 45 centímetros de largo a una profundidad de 241 metros. Cambios bruscos a su altura media marcan probablemente el comienzo de la década de 1950, lo que debería representar el comienzo del Antropoceno. Los científicos a cargo son Jerome Kaiser y Juliana Assunção Ivar do Sul.
  10. Hielo del extremo sur de la península Antártica, una región de temperaturas más cálidas y alta acumulación de nieve. Aquí en 2012 se recolectó a 1897 metros de profundidad un núcleo de hielo de 133 metros de largo con láminas anuales que se remontan al año 1617. A cargo está Liz Thomas.
  11. Cueva de Ernesto, en Trentino, norte de Italia. Se trata de una cueva pequeña y poco profunda ubicada bajo una ladera boscosa en los Prealpes italianos. Posee varias estalagmitas laminadas que cubren los últimos 8500 años. Como muestras se tomaron tres registros de ellas, que dan cuenta de un aumento en las concentraciones de sulfato debido a la contaminación atmosférica que siguió a la Revolución Industrial y las detonaciones atómicas durante el siglo XX. Los responsables son Andrea Borsato, Ian Fairchild y Silvia Frisia.
  12. Estratos urbanos de Viena, Austria. Se trata de una excavación arqueológica que incluye núcleos de pozos en Karlsplatz, uno de los lugares más visitados de la capital austríaca. Contiene sedimentos y artefactos que datan del siglo XIX en adelante, desde el relleno del canal del río Wien hasta los cimientos del edificio del Museo de Viena. Los responsables son Maria Meszar, Kira Lappé, Karin Hain, Katrin Hornek, Michael Wagreich y Martin Mosser.

Estas señales están siendo analizadas desde cada lugar. Los resultados serán presentados en la conferencia y exposición organizada por la HKW para abrir el debate sobre la idoneidad de los sitios. Simon Turner, secretario del GTA, detalla:

Los resultados del trabajo estratigráfico para sugerir un GSSP adecuado se darán a conocer durante los primeros dos días del encuentro. En los dos días siguientes tendrá lugar una serie de eventos y conferencias cuyo fin es explorar la evidencia junto a académicos culturales e históricos, así como con el público.

Estos resultados también serán publicados en diciembre en una edición especial de Anthropocene Review, perteneciente a la editorial SAGE. La edición estará a cargo de Colin Waters, Simon Turner, Jan Zalasiewicz y Martin Head. Cada sitio contará con un artículo independiente. Simultáneamente, se dará a conocer el resultado de una nueva votación del GTA cuyo proceso comenzará el 1º octubre y finalizará el 1º de noviembre de 2022, esta vez para determinar cuál de todos los sitios será el candidato preferido como marcador principal del Antropoceno. Colin Waters prosigue:

“A principios de 2023, nuestro objetivo es redactar la propuesta de candidato ganador y someterla a nuestro organismo matriz, la Subcomisión Estratigráfica del Cuaternario. Las decisiones sobre la propuesta enviada se toman por mayoría de votos (más del 60%), primero por miembros votantes de la Subcomisión. Si tiene éxito, surge una recomendación formal que luego será considerada por los miembros votantes de la Comisión Estratigráfica Internacional, esto es, tres funcionarios ejecutivos y los presidentes de las dieciséis subcomisiones”.

Si la CEI aprueba la propuesta, la ratificación final vendrá de parte del comité ejecutivo de la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, máxima autoridad en la materia e integrante del poderoso Consejo Internacional de Ciencias. Solo entonces, hipotéticamente antes de comenzar 2024, el recorrido habrá terminado y el ingreso al Antropoceno será reconocido oficialmente en la escala geológica de tiempo. Como se puede apreciar, el proceso es conservador, ya que es necesario asegurar que solo los candidatos más fuertes puedan ser aprobados por lo que el trabajo del GTA no está exento de riesgos:

–Es muy posible que la propuesta del Antropoceno pueda fracasar en cualquiera de estos niveles –advierte Waters.

Por su parte, Zalasiewicz explica:

Los obstáculos a la formalización, que pueden ser percibidos por los geólogos acostumbrados a trabajar en escalas de tiempo de millones de años y utilizando evidencia geológica clásica, pueden incluir la brevedad del Antropoceno hasta ahora (el equivalente a una sola vida humana), la naturaleza nueva y sin precedentes de algunas de sus señales geológicas, como los “tecnofósiles”, a menudo hechos de materiales novedosos como el plástico, y el uso del término mucho más allá de la geología, incluso en discusiones sociopolíticas.

En efecto, una gama más amplia de académicos, incluidos los de las ciencias sociales y humanidades, han visto la importancia de estos cambios ambientales globales y han empezado a utilizar el término Antropoceno como contexto. Sin embargo, lo interpretan de una manera diferente, según cada lente disciplinario, para abarcar un abanico mucho más amplio y difuso de impactos humanos, que por lo general duran miles de años.

Según indica el Grupo de Trabajo del Antropoceno:

Una cualidad fundamental de todas las unidades cronoestratigráficas incorporadas a la carta internacional es que cada una está definida por una base isocrónica, que representa una superficie conceptual de tiempo idéntico alrededor del mundo. Esta superficie es reconocida en la práctica con diversos grados de precisión por señales estratigráficas dentro de depósitos sedimentarios y otros materiales geológicos, y su definición está fijada por el marcador designado en una sección de referencia única conocida como Sección Estratotipo y Punto Límite Global (GSSP), comúnmente denominada ‘clavo dorado’18.

–Estamos considerando una amplia gama de señales antropogénicas que pueden usarse para identificar el inicio del Antropoceno alrededor de 1950 –dice Waters. –Un marcador útil es aquel que se encuentra en diversos entornos y se propaga por todo el planeta con retardo de tiempo mínimo. La aparición de plutonio asociada con el inicio del Bomb Spike es obvia ya que se dispersa rápidamente en la estratósfera, siendo 1952-1953 el comienzo típico de la señal global.

Waters explica que otros candidatos son los radiocarbonos, también producidos a través de detonaciones nucleares atmosféricas; los plásticos, cuya producción generalizada comenzó a mediados del siglo XX y hoy tienen presencia hasta en la fosa de las Marianas (el área más profunda de los océanos de la Tierra); las cenizas de combustibles y otros contaminantes orgánicos tales como pesticidas, metales pesados como el plomo, isótopos de carbón e isótopos de nitrógeno de origen agrícola. Waters detalla:

Una vez que se encuentra el sitio preferido, el GSSP se ubica en el punto preciso en la sección donde ocurre el marcador específico. Este fija el límite cronoestratigráfico en un momento específico en el tiempo. Los marcadores primarios y de otro tipo se pueden utilizar para correlacionar el límite desde el GSSP hacia cualquier otra parte del planeta.

Desde que la comunidad geológica ratificó el primer GSSP en 1972 para el límite entre los sistemas Silúrico y Devónico, 77 de los 104 niveles de límite que definen las etapas, las series y los sistemas de la carta cronoestratigráfica internacional han ratificado un GSSP acompañado de un panel explicativo, una placa formal y un “clavo dorado”.


La geología del Antropoceno. Investigación, genealogía y controversia sobre el impacto humano contemporáneo en el ambiente global de Roberto Andrés fue publicado en mayo de 2022. Se trata de un reportaje de 50 páginas sobre uno de los fenómenos científicos más intrigantes de las últimas décadas. Con entrevistas a científicos como Jan Zalasiewicz, Colin Waters, Simon Turner, Phil Gibbard y Will Steffen, y representantes de las humanidades como Julia Thomas y Bellamy Foster, más una detallada revisión de la literatura científica del Antropoceno, este trabajo abarca tanto el desafío de la geología contemporánea ante este nuevo hecho histórico -una nueva época geológica marcada por el impacto negativo de la industrialización moderna y la globalización-, como su repercusión en las ciencias sociales, con especial énfasis en propuestas alternativas como el Capitaloceno y el Antropoceno temprano. El libro completo puede descargarse aquí.