Foto: REUTERS/Iván Alvarado

Chile está en vísperas de aprobar una nueva constitución. El 4 de septiembre más de 14 millones de ciudadanxs chilenxs inscritos automáticamente en el padrón electoral por el Servel y por primera vez con voto obligatorio aprobarán o rechazarán la Propuesta de Nueva Constitución. Se trata de un escenario impensable antes de 2019.

No es la única novedad. Por primera vez en la historia del país sudamericano, se adoptaría una Carta Magna redactada por 154 miembros de una Convención Constitucional elegida directamente por la ciudadanía, paritaria y con representantes de los pueblos originarios. Está en juego el fin de la Constitución impuesta en Dictadura (1980) y cuyos cerrojos impusieron la continuidad del modelo neoliberal-extractivista e instalaron un sistema político de democracia limitada (Solervicens).[i]

¿Chile se encamina a una victoria del Apruebo?

Por un lado, la campaña del Rechazo, que ha recurrido a la desinformación, llegando incluso a mentiras descaradas y promesas ambiguas de Rechazo para una mejor, para evitar un cambio constitucional, terminó agotándose. Pese a esconder los políticos derechistas, no consiguió desligarse de la cercanía entre el rechazo y la continuidad de la actual constitución defendida ardientemente por la derecha y la ultraderecha los últimos 32 años.

En segundo lugar, destacamos el carácter masivo del Apruebo: un vasto arco iris, desde movimientos sociales y organizaciones sociales, hasta nuevos y viejos partidos asociados al progresismo. Un frente que consiguió contrarrestar las falsas informaciones; mostrar las virtudes de un excelente texto constitucional y neutralizar al partido del orden.

Las posibilidades de victoria del Rechazo aparecen ligadas a percepciones más propias de estrategias comunicacionales que del contexto del Chile actual. De las preferencias de los nuevos votantes por el voto obligatorio, principalmente jóvenes y sectores populares que se inclinan por el Apruebo. El rechazo sobrevalora el impacto de medios de comunicación y estrategias de ocultamiento de una derecha desprestigiada en condiciones de creciente desconfianza hacia ambos. Pero, sobre todo, porque la irrupción del sujeto social en la política refuerza la tendencia histórica hacia consolidar un nuevo periodo de profundización democrática.

Un Rechazo que oculta sus líderes y miente

La campaña del Rechazo comenzó antes que escribiera una letra de la Propuesta de Nueva Constitución. La campaña contra los miembros de la Convención Constitucional adquirió ribetes racistas y clasistas, apelando a estereotipos negativos (Santander).[ii] Ello se debe al castigo democrático de la derecha que no alcanzó el tercio en la Convención Constitucional, que le permitiera beneficiar de la supramayoría de dos tercios de la Ley 21.200 (Solervicens). [iii]

Por el Rechazo a la PNC están los partidos tradicionales, llamados de centro-derecha: Renovación nacional, Unión Demócrata Independiente y Evopoli. A ellos se agregaron los nuevos partidos de ultraderecha, Republicanos y el Partido de la Gente que se niegan a cualquier cambio constitucional.

A ellos se agregan algunos personajes que han beneficiado del poder estos treinta y dos años en la llamada centro-izquierda por el Rechazo. Ellos incluyen sectores de la DC, como Ximena Rincón y Matías Walker, que propician una reforma de la actual Constitución. A ellos se agrega el indefinible grupo de personalidades autocalificada de Amarillos, liderados por el escritor Cristián Warnken,[iv] son personalidades derechistas que usan sin complejos un vocablo que significa traición en el imaginario chileno (Soublette).[v]

Existe consenso en que la campaña derechista del rechazo recurre a las fake news (Ramírez).[vi] Ellos han desplegado una campaña de fake news, mintiendo, por ejemplo, que la vivienda digna de la PNC significa que la gente perdería la propiedad de sus casas (Lawner).[vii] Que el reconocimiento de los pueblos originarios convertiría al resto de los chilenos en ciudadanos de segunda clase (Ávila).[viii] Que las mujeres podrían optar por abortar hasta los nueve meses (Kast).[ix]

Ante el desprestigio de la derecha y de la actual constitución, la campaña de un Rechazo para hacer una mejor, con amor ha fracasado. Es una estrategia gatopardista que busca mantener el estatus quo. Se niega a clarificar los aspectos que está dispuesta a sacrificar de la actual constitución. Una campaña que esconde la derecha tradicional, desde el ex presidente Sebastian Piñera, hasta Mario Desbordes que se presentaba como la derecha social (Emol).[x]

En el mejor de los casos augura la continuidad de la cocina política en un Congreso que impidió con éxito, durante 32 años, cambios constitucionales propuestos por los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría.

Un frente masivo por el Apruebo

La Propuesta de Nueva Constitución ha sido saludada internacionalmente, entre otros, por constitucionalistas, defensores de los DDHH, líderes y organizaciones socioambientales, feministas, líderes mundiales. Ella ubica a Chile como líder latinoamericano y mundial.

El bloque del Apruebo es un arco iris progresista. Desde el movimiento feminista, estudiantil, educadores, profesores, No+AFP, pobladores, organizaciones en los territorios, pueblos originarios, por los trabajadores de la salud, por los científicos, las organizaciones de derechos humanos, los trabajadores de la cultura, entre otros. Aunque los apruebazos, banderazos, actividades puerta a puerta han sido ignorados por los medios de comunicación empresariales, es indudable que han cambiado el carácter de la campaña en las últimas semanas.[xi]

Fueron esos movimientos sociales los que se transformaron en sujeto político en el estallido social contra las desigualdades, el estado subsidiario y una clase política. Se les debe este proceso constitucional. Y es que el texto constitucional cambia efectivamente el marco de las relaciones entre Estado y sociedad, incorporando los derechos sociales a la salud; a la educación; a la seguridad social; a una vivienda digna; la paridad, reconocimiento de diversidades y por la reconciliación de Chile con su carácter plurinacional, crea las condiciones para terminar con el extractivismo neoliberal y las zonas de sacrificio fijando como objetivo combatir la crisis climática. Abre también la puerta al fin de la corrupción y la impunidad de las elites y con las iniciativas populares, la participación y mayor autonomía en las regiones y comunas, terminan con el sistema político de democracia restringida de la actual constitución (Solervicens).[xii]

A este vasto movimiento social se agrega un bloque de partidos políticos que se ha centrado en asegurar la gobernabilidad del proceso. Por un lado, los partidos de Apruebo Dignidad, (Frente Amplio y del Partido Comunista), que llevaron inesperadamente a la presidencia a Gabriel Boric, luego del descalabro generalizado de partidos de la llamada centro-derecha y de la centro-izquierda en el nuevo contexto creado por el “estallido”. Un cambio de época expresado ya en el 80% del 25 de octubre de 2020 y en la Convención Constitucional elegida el 15 y 16 de mayo de 2021.

También, el llamado socialismo democrático y otros partidos de la ex Nueva Mayoría que impuso y obtuvo las condiciones de gobernabilidad en la implementación de la PNC con el acuerdo en cinco puntos del Apruebo para reformar del 11 de agosto (BBC mundo).[xiii] Ello neutralizó los sectores que exigían precisiones a un texto que de todas maneras debe ser precisado en leyes. A ello se agrega el apoyo institucional de la DC, que terminó dividiendo al llamado partido del orden.

¿Un resultado incierto?

Es indudable que el resultado del plebiscito se sabrá el 4 de septiembre, pero los medios de comunicación hegemónicos afirman ya con certeza la victoria del Rechazo (Mosciati).[xiv] La ofensiva comunicacional de la derecha y la seguridad de su victoria no son nuevas. Algunos autores ya han resaltado que embelesada por su propio discurso, ella termina viviendo en una dimensión paralela (Lewin).[xv] Eso ocurrió con el plebiscito de entrada, con la elección de convencionales y la con elección de Gabriel Boric (Solervicens).[xvi]

Desde una perspectiva concreta, una de las principales incógnitas del plebiscito de salida es el comportamiento de los tres, cuatro (ó más) millones de nuevos electores que se agregarán a los participantes en la elección presidencial de diciembre del año pasado, producto del nuevo régimen de inscripción automática y voto obligatorio.

El Servel ya señala que más de 12 millones de electores han verificado el lugar en que les toca votar.[xvii] Creemos efectivamente que como la composición esencial de esos votantes está compuesta de jóvenes, de sectores en barrios populares, y sobre la base de los resultados del plebiscito de entrada, de la elección de la Convención Constitucional y de Gabriel Boric, la mayoría de esos votantes lo hará por el Apruebo. El comportamiento electoral desde 2019 ya reveló un cambio de la participación política.

La directora de Latinobarómetro, Marta Lagos afirma que los datos actuales pueden estar muy alejados de la realidad del 4 de septiembre porque en Chile no se aplican estándares internacionales (diarioUsach).[xviii] Juan Esteban Pardo ex presidente de la Asociación de Mercado y Opinión, de Feedback reconoce que la industria de las encuestas en Chile “privilegia metodologías blandas de bajo costo” (TheClinic).[xix] Las encuestas no consideraban el impacto del aumento de un 20 o 30% del universo de participantes, mantienen los mismos criterios de atribución de la muestra al universo global, sin considerar las desigualdades de la sociedad chilena. Ya se equivocaron en 19% para el plebiscito de entrada, cuando daban solamente un 60% al Apruebo (Interferencia).[xx]

Lo que queda es el impacto de los medios de comunicación extremadamente concentrados, en el discurso público y su influencia potencial en los nuevos votantes (Finkelstein).[xxi] Milita contra ello, que un estudio de Reuters Instituto, reveló en Chile es donde más se desconfía de los medios de comunicación de Latinoamérica (Interferencia).[xxii]

Los partidarios del Rechazo y sectores del Apruebo para reformar creen que la ola social que se expresó en el plebiscito de salida, en la elección de la Convención Constitucional y en la elección de Gabriel Boric ya terminó. Creemos que no ha habido cambios trascendentales desde 2019 que mejoren el acceso a los derechos y la espera por ellos se canalizó en la Propuesta de Nueva Constitución. Continúa además la crisis de un sistema político que impide que la gente se ocupe de lo que le concierne. La victoria del rechazo implicaría que el gobierno de Gabriel Boric sea un pato cojo con una derecha con el veto a los cambios. Todo apunta a una victoria del Apruebo que consagre el cambio del periodo iniciado con las movilizaciones sociales de octubre de 2019.