artigas la redota
Escena de la película "La Redota, una historia de Artigas" del director César Charlone (2011)

El 19 de junio de 1764 nació José Gervasio Artigas, militar y estadista rioplatense que actuó durante la Guerra de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. A lo largo de la historia, si figura fue reivindicada y desdeñada desde diversas posiciones ideológicas. Lo es que es claro es que Artigas fue y sigue siendo una figura clave de nuestro imaginario político. 

Con motivo de su natalicio charlamos con Gabriel Quirici, profesor de historia contemporánea de la Universidad de la República (UDELAR), del Consejo de Formación en Educación y del Instituto de Profesores Artigas (IPA). Quirici es columnista del programa radial No toquen nada (Del Sol FM) y colaborador de los periódicos La Diaria y Brecha.

Nicolás Centurión: Teniendo en consideración que Artigas es una figura reivindicada desde diversos espacios, ¿cuál crees que es el significado de Artigas hoy para Latinoamérica? ¿Y qué implica para Uruguay que sea considerado acá como un prócer nacional?

Gabriel Quirici: Creo que Artigas tiene, más allá de la figura del hombre y del prócer, el significado de la construcción de un mito. Artigas fue, como decía [Rafael] Barran, uno de los conductores conducidos en una de las tantas experiencias de gobierno comunitario, colectivo, soberano e independiente. Rompiendo con el pasado colonial y experimentando la primera posibilidad de conformar una patria nueva, una patria en conjunto, o como le gustaba decir a él: la soberanía particular de los pueblos.

Una vez caído el Antiguo Régimen y también llegado a cierto estado de conciencia -con casos similares como el de Túpac Amaru y toda la gente del Alto Perú- se empezó a pensar en la idea de un autogobierno con participación de los pueblos, de un autogobierno integrado. A Artigas, en su caso, le gustaba hablar del sistema americano.

Entonces yo creo que ahí hay como un significante. A nosotros, los que hoy en día nos conocemos como uruguayas/os, nos tiene que dar mucho orgullo. El encuentro iniciático de las Asambleas de los Pueblos Orientales fue, por caso, uno de esos momentos históricos de relevancia en lo que hace a la participación de un autogobierno integrado. Hay que recordar que Artigas es elegido por el pueblo. Si bien él era Capitán de Blandengues, después se pasa a la lucha a favor de la Junta de Buenos Aires contra la Junta de Montevideo, en un momento de acuerdos y desacuerdos político militares, cuando tiene que marchar hacia Yapeyú, una región clave para tener contacto con el Paraguay y con la frontera con el Imperio de Portugal.

“El encuentro iniciático de las Asambleas de los Pueblos Orientales fue, por caso, uno de esos momentos históricos de relevancia en lo que hace a la participación de un auto gobierno integrado”

Artigas reúne a toda su gente y es esa gente la que decide nombrarlo como jefe en 1811. Es uno de los primeros casos. Además, con un componente de pueblo rural, campesino, con mucha formación en todas las tareas de la tierra. Y marchan con él, en una epopeya a la que después se le daría el nombre de Éxodo. En ese momento la llamaron la emigración, porque tuvieron que recorrer casi 700 kilómetros todos juntos, debido a la amenaza de la invasión portuguesa. Pero lo importante es que querían ir juntos y seguir a este líder.

Yo creo que ahí hay un germen de identidad común, participativa, bien interesante. Pero hay que recordar que no era una identidad separatista o autonomista: nació de la idea de tener un jefe común para pelear juntos con Buenos Aires, con los otros revolucionarios, con los paraguayos que también estaban luchando para lograr una nación común.

Entonces, yo creo que ahí hay una cosa bien interesante, un orgullo para los uruguayos y las uruguayas, pero también un hecho de proyección latinoamericana.

gabriel quirici
Gabriel Quirici, profesor e investigador uruguayo

Artigas es uno de esos representantes de la soberanía popular y federal desde abajo. Él no tenía la visión de construir un Estado de arriba hacia abajo, con estos tales poderes y tales características. Esas discusiones que hubo entre Bolívar y San Martín fueron muy importantes: monarquía parlamentaria, república vitalicia, etcétera. Artigas partía de la soberanía particular de los pueblos. Porque él viene de la tierra y viene de esos grupos de gente que empiezan a querer gobernarse, a lo que se suma el componente federal.

N.C: ¿Cómo ves al federalismo hoy? Decías que Artigas debería ser un orgullo para los uruguayos y uruguayas, pero si figura es muy querida más allá del país, como en la provincia argentina de Entre Ríos, que incluso lleva su bandera….

G.Q: Su figura es muy querida, también en Paraguay. No sé si la figura de Artigas, pero la idea del federalismo también en Río Grande del Sur [en Brasil] fue muy popular, tanto la idea de federalismo como la de República. Pero ese es otro concepto también. República en el sentido del gobierno de todo el pueblo, no del gobierno de una aristocracia, de un sector privilegiado. Los gauchos, por ejemplo, fueron federalistas y republicanos también. Artigas tiene elementos de lo guaraní. Me parece que hay una referencia global que no es solo de los uruguayos. Eso es muy interesante.

Respecto a lo otro que vos preguntas, sobre el federalismo… A mí me da la impresión de que el federalismo es un proyecto que uno, intelectualmente, emocionalmente, lo puede sentir muy inspirador y utópico. Su problema son las dificultades de trascender las particularidades de cada región. Nosotros llevamos más de 200 años de todas estas experiencias, y a veces es muy complejo romper los límites locales, pero hay que construir abstracciones colectivas, sueños colectivos mayores que permitan sentirse parte en estos proyectos. Y muchas veces las urgencias, los problemas, así como las políticas de corto alcance nos han impedido avanzar en este sentido. Igualmente creo que, sobre todo en la primera década, en estos primeros veinte años del siglo XXI, ha habido un renacer del Americanismo, del Federalismo y de la idea de Patria Grande. Con respecto a otras épocas, creo que hay más conciencia de lo latinoamericano ahora que en los años noventa, por ejemplo.

N.C: Es histórica esta problemática del centralismo porteño, de la relación conflictiva con las provincias, del federalismo, del amor-odio que parece que nos tenemos en el Río de la Plata. Vos escribiste, al respecto, un capítulo para el libro Nosotros que nos queremos tanto.

G.Q: Sí, el capítulo que habla sobre economía y sociedad en Argentina y Uruguay.

N.C: ¿Hay algo que nos quieras contar de ese capítulo en relación a la necesaria unidad de los pueblos?

G.Q: Es un tema que me apasiona el de la relación entre Uruguay y Argentina. Es una relación muy compleja de hermandad. Como toda hermandad, tiene sus pros, sus complejidades y sobre todo un problema. Entiendo que muchas veces esa relación y esa hermandad se ha narrado desde sus dos ciudades capitales. Muchas veces, en Montevideo, se cree que lo argentino es lo que llega por la televisión. Hay, por tanto, una necesidad excesiva de posicionarse como diferentes a lo argentino. Esa idea de la excepcionalidad que se construyó tiene que ver con el tratar de distanciarse de lo porteño, aunque al mismo tiempo se está mirando al espejo de lo argentino para tratar de construir identidad. Es un tema interesante hasta para el psicoanálisis histórico creo yo.

En el proyecto de la Liga Federal participaron sobre todo Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes y Misiones. El pueblerío artiguista se forma con la incorporación de los pueblos indígenas cristianizados; por eso el escudo de armas [de Artigas] aparece coronado de plumas y armas indígenas. Esa integración regional, étnica y social es bien interesante. Fue básicamente ese federalismo lo que los mantuvo unidos hasta 1820, en su disputa contra el centralismo de Buenos Aires. Una vez derrotado el proyecto, las provincias federales del otro lado del río pactaron que Buenos Aires acepte el federalismo, mientras que nuestra provincia, la provincia de Artigas, fue invadida por Portugal. Agotado por la guerra, Artigas termina quedando sólo.

“El pueblerío artiguista se forma con la incorporación de los pueblos indígenas cristianizados; por eso el escudo de armas [de Artigas] aparece coronado de plumas y armas indígenas”

N.C: En relación a la diversidad y complejidad de procesos y decisiones que a veces se simplifican, me acuerdo de aquella famosa frase de Cristina Kirchner, quien dijo que “Artigas hubiera querido ser argentino pero no lo dejaron”. ¿Qué opinión te merece?

G.Q: Yo creo que esa frase fue muy importante. Acá en Uruguay fue leída por algunos, muy afiliados al antiperonismo y al antikirchnerismo, como una declaración de que nos querían robar a Artigas. Como si te quisieran robar al abuelo, una cosa increíble. Pero en realidad fue muy importante que la máxima mandataria argentina incorporase a Artigas al panteón, luego de que Artigas fue víctima del pedido de captura y asesinato del Directorio porteño y víctima de la leyenda negra de [el historiador liberal argentino Bartolomé] Mitre.

Lo que planteó Cristina Kirchner parte de una perspectiva americanista, de una visión de la Patria Grande. Es comprensible en ese caso. El proyecto de Artigas era la construcción de una nación -esto está bien estudiado- con eje en el Río de la Plata, no la Argentina del siglo XXI, sino planteando una unión.

Desde la perspectiva federalista del siglo XXI, lo que hay que tratar de encontrar son los equilibrios entre la construcción de una Patria Grande común, incluso en aquellos lugares donde sabemos que puede haber sensibilidades, o perspectivas culturales e intereses económicos que están más volcados a los mercados extranjeros. Pero no podemos cortar los países y decir: “bueno, las oligarquías portuarias afuera”. Podemos hacer un discurso en contra de las oligarquías portuarias. Pero pensémoslo así: si Brasil se pronuncia contra los industriales de San Pablo, ¿qué hace Brasil? ¿Se queda sin la ciudad y sin su industria?

Lo que hay que hacer es integrar a las ciudades-puerto a una visión latinoamericana, a un proyecto continental. Habría que aprender mucho de un proceso que debemos de estudiar más: la Revolución Mexicana, en particular todo el periodo de Lázaro Cárdenas. No la deriva posterior del PRI autoritario, sino el PRI todavía revolucionario, con perspectivas. México es un Estado de dimensiones continentales. Lo que empiezan analizar en la época de Lázaro Cárdenas, con Estados Unidos ahí al lado, nacionalizando el petróleo, es cómo no generar medidas que atemoricen a la clase media nacionalista. Una clase media que quiere mejorar y prosperar económicamente. Cómo no espantar tampoco a los sectores industriales. Esto no era un mero cálculo político, sino era una perspectiva histórica.

Nosotros nos podemos juntar a tomar un café, o en un asado, y definir en términos literarios todos los sectores que no quisiéramos que integrasen una patria común, cosa imposible salvo que uno tenga una perspectiva un poco negadora de la realidad. Creo que en México, con sus contradicciones, hay una reconversión de todo aquello. Estamos hablando de 1930-1940, no de la actualidad, con AMLO incorporando la realidad de los pueblos originarios, con una perspectiva decolonial. Creo que,  suavemente, estamos apostando por una descolonización de nuestra perspectiva. Creo que es posible pensar una patria común a futuro, aunque es un tema que hay que seguir estudiando.

N.C: En relación a lo decolonial y lo federal, pareciera que hay un Artigas hispanista y un Artigas de la Patria Grande… Su figura es reivindicada desde los Tupamaros hasta por el ultraderechista partido Cabildo Abierto ¿Artigas es un terreno de disputa? ¿Hay una batalla por su legado?

G.Q: Lo plantearía al revés. Creo que Artigas tiene que ser un punto de encuentro, aunque después vamos a conversar algunos elementos. Por ejemplo, Artigas no es una figura reivindicada por los colectivos afro, comprensiblemente. ¿Por qué? Porque en el período artiguista no se planteó la abolición de la esclavitud. Si bien la Junta de Mayo decretó la libertad de vientres, en realidad el gran promotor de la abolición de la esclavitud en América fue Haití. Tiempo después Bolívar y San Martín cuando cruza los Andes.

En nuestro caso esta línea no se constató. Entonces lo que yo quisiera es tratar de comprender eso, comprender que pueda haber colectivos que no sientan una identificación con Artigas, e incluirlos en una agenda de construcción de una patria común, con sus reivindicaciones y sus derechos. Ahora, si alguno de los que nos vamos a encontrar en torno a la figura de Artigas plantea que lo fundamental de Artigas es su lucha contra porteños y brasileños y quiere destacar eso y no su proyecto, lo que hay ahí es ignorancia, porque su lucha fue por un proyecto de integración. Puede darse que alguien plantee que lo fundamental de Artigas es que practicó determinada tácticas militares y no su reglamento agrario: ahí es donde el punto de encuentro nos va permitir discutir a futuro. Pero me parece muy importante pensar en términos de Patria Grande y no perder las sensibilidades comunes.

Me parece incorrecto que alguien diga “Cristina nos quiso robar a Artigas”, porque Artigas es patrimonio de toda América Latina. Me gustaría que lo conocieran más en Perú, en Bolivia, en Venezuela. Tampoco creo que uno pueda decir: “no, vos no sos artiguista del todo”, discusiones que se daban entre los marxistas de los años 60. Artigas, como dije, tiene que ser un punto de encuentro.

Por otro lado, Artigas no fue solo un representante del Siglo de las Luces. Artigas porta también muchas cosas de su educación franciscana. Su principal secretario, quizás el más radical, era el sacerdote Monterroso. Ahora también hay estudios que muestran que Artigas era católico, pero que al mismo tiempo practicaba las religiones guaraníes. Es natural porque era un hombre de frontera en el mejor de los sentidos. Era mestizo culturalmente, como en definitiva lo somos todos nosotros.

Entonces creo que por ahí vamos encontrando un punto de encuentro. Hay quien dirá: “yo rechazo al Artigas hispanista”. Pero no, lo que yo rechazo es al hispanismo como proyecto excluyente. Pero el hispanismo también es parte de nuestra historia. La descolonización supone revisarlo todo, en el sentido más crítico, en el sentido de que no hay un relato único sino una pluralidad de historias que nos han ido constituyendo. Si excluyo a algunas, también debilito el sentido de futuro de la Patria Grande. Excluir a ciertas personas de la patria… no puedo imaginar nada menos artiguista que eso.


Transcripción realizada por Angela Colman. Junto a Nicolás Centurión, ambos hacen parte del Colectivo Periferia.