Entre el 8 y el 12 de diciembre se realizó en Venezuela el pre-congreso de la Unión Comunera. El encuentro se llevó a cabo en la Comuna Alí Primera, ubicada en la zona alta del Municipio Urachiche del Estado Yaracuy. Contó con la participación de 23 comunas, pertenecientes a cinco regiones del país, y más de 120 comuneras y comuneros. Durante las jornadas, las y los asistentes intercambiaron sobre las potencialidades y problemas que atraviesan cada uno de sus territorios, con la mirada puesta en el incremento de las capacidades productivas de cada de sus unidades de producción social.
Conversamos con Ángel Prado sobre los desafíos y las perspectivas del movimiento comunero en la nueva etapa política del país.
Gabriel Lopes: Recorriendo los territorios se puede observar que las comunas son experiencias que por momentos aparecen como muy distintas entre sí. En tu opinión, ¿Hacia qué horizonte tiene que caminar la experiencia comunal? ¿Cuál es el camino que se tienen que trazar las comunas como modelo?
Ángel Prado: Lo primero es que estamos convencidos de que la comunidad debe incidir de manera sustantiva. La comuna tiene un objetivo histórico trazado, el cual tiene que luchar por alcanzar. Hay que seguir empujando duro para que el Socialismo del Siglo XXI, que planteó el Comandante Chávez, no sea simplemente una utopía, sino que desde el territorio podamos medir y sentir esa práctica socialista, ese autogobierno de un pueblo con poder, y que eso nos ayude a que el pueblo sea presidente: para luchar por el bienestar, el buen vivir y una mejor calidad de vida.
Ninguna comuna en Venezuela es igual, ninguna comuna de Venezuela se rige por la misma instancia. Lo que sí reconocemos es que la Asamblea es la máxima autoridad, la asamblea de ciudadanos y ciudadanas, y que la comuna es un pueblo. Sin pueblo no hay comuna, sin comunidades no hay comuna. También que la comuna es territorial, está en un territorio.
Hoy tenemos un horizonte estratégico, hay una mirada y un camino por recorrer. Y es que la comuna puede y tiene que cumplir con los sueños, con los objetivos que tenemos que transitar hacia la construcción de una economía social productiva, hacia la formación, la re-politización, la concientización de nuestro pueblo para lograr una sociedad más justa. La comuna tiene grandes desafíos. Tenemos que trabajar el tema educativo, el elemento cultural, y una nueva forma de hacer política. Necesitamos derrotar las viejas prácticas clientelares, burocráticas, donde la política y la economía son una cuestión de supuestos expertos. Tenemos que librar una campaña dura contra la corrupción, contra las ambiciones personales, contra los personalismos.
G.L: Ustedes son parte de una comuna, El Maizal, que es una referencia dentro del movimiento comunal en Venezuela. Desde esa experiencia, partiendo de la idea de Chávez de la necesidad de superar el Estado burgués y construir un nuevo Estado comunal, ¿Cuáles son las tensiones que existen entre la construcción de ese nuevo poder que puede emerger en las comunas y el poder estatal?
A.P: Podemos hablar con mucha propiedad, porque lo vivimos en el campo, en el propio campo de batalla. Hay un sistema que se opone a que entre una nueva dinámica. Lo establecido busca la manera de impedir el poder popular, a pesar de que tenemos leyes que nos favorecen.
Hay una parte de la dirigencia que no está clara, que no quiere a la comuna para orientar el rumbo político de la revolución hacia los intereses del pueblo, que se niega a cumplir con la orientación que daba el comandante Chávez. Así encontramos muchas contradicciones: prácticas clientelares, corruptas, burocráticas. Pero creo que eso se vence con la voluntad política del dirigente o la dirigente que tiene claridad para cumplir la tarea. Te puedo asegurar que muchas leyes que parten de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que dejó el presidente Chávez, son herramientas para transitar a la propuesta de entregar poder al pueblo. Son herramientas que nos ayudan para trascender este viejo Estado burgués y poder construir lo nuevo.
Existen dos modelos. Chávez sabía que íbamos a una etapa de transición y por eso se fueron generando las condiciones jurídicas-legales para librar las batallas en este contexto. El Gobierno tiene, si hay voluntad política, herramientas para lograr que esas transformaciones realmente se produzcan; pero también están quienes solo se limitan a administrar lo existente.
A nosotros nos ha correspondido la Comuna El Maizal. Siempre ha sido una lucha dura. Nuestro objetivo es alcanzar todo el territorio y eso implica que todo lo que está en el territorio tiene que ser tocado por la comuna. Todo lo que está en el territorio debe tributar a la comuna. Si un espacio de poder -en este caso una alcaldía o una institución- son un obstáculo para avanzar en la construcción comunal, pues simplemente nos organizamos para disputar y tomar ese espacio y que ese espacio tribute a la construcción de la comuna, de la ciudad comunal. Y eso es lo que estamos haciendo.
Ésta es una tarea muy clara de nuestro movimiento comunero en nuestro territorio, Simón Planas. La gente lo tiene clarito. Inclusive tenemos fuerza como para establecer un partido político diferente. Pero creemos que la disputa es en el Partido Socialista Unido de Venezuela. El partido y la comuna son bastiones de luz e instrumentos que hemos heredado del comandante Chávez. Hemos estado dando la disputa desde diferentes flancos, pero al final tenemos que empoderarnos de esas herramientas para construir el proyecto estratégico de construcción de la comuna.
La Constitución es clara, las leyes del Poder Popular son claras y creo que el pueblo lo está demandando. El pueblo venezolano, que es un pueblo luchador, está dando un mensaje, inclusive a nuestro propio gobierno, está demandando ese poder que Chávez en un momento empezó a entregar pero que se vio interrumpido en el momento de crisis. Hay que estar claros: lamentablemente los sectores que se benefician de la guerra económica, que se benefician de la crisis, empezaron a arrebatar ese poder a un pueblo que carece aún de formación, que lamentablemente estuvo preso en un proceso de despolitización, de desmoralización. La guerra económica y el bloqueo generaron un cambio radical en la vida de la gente. El pueblo tenía buena vivienda, alimentación, acceso a los recursos y en un tiempo muy corto la guerra económica lo cambió todo.
Sin embargo, esta situación se ha ido superando. Este es un pueblo muy bolivariano, con una cultura de lucha muy grande. Una cultura de lucha que nos obliga a defender la patria y a replantearnos las batallas que tenemos que dar. Es allí donde la Unión Comunera puede ser una propuesta alternativa. Una propuesta que plantea procesos de disputa, que lucha por los medios de producción, que se plantea otro tipo de política vinculada a la unión común.
G.L: El pre-congreso de la Unión Comunera es la cristalización de un largo proceso de articulación que vienen impulsando. ¿Cómo surgió la idea de la Unión?
A.P: La Unión Comunera es un proceso que se está gestando y se viene levantando con fuerza, con la voluntad del chavismo popular que atiende el llamado del comandante Chávez a organizarse en la Comuna. Después de la desaparición física del comandante, es cierto que hubo mucha dispersión del chavismo. Es más, hubo una desarticulación del espacio, y lamentablemente muchas organizaciones populares fueron liquidadas producto de la guerra económica, la especulación, las guarimbas, el bloqueo y luego la pandemia. En estos años hubo una preocupación colectiva de parte de las organizaciones de base por el debilitamiento del consejo comunal como primera célula propuesta por el Comandante Chávez para la estructura del autogobierno. Esto se suma, a su vez, a lo desdibujado que veíamos a la comuna en el discurso oficial del gobierno y sus políticas. Toda guerra trae crisis y, lamentablemente, en esta crisis lo que tendía a desaparecer o debilitarse era la comuna, que se pretendió cooptar y utilizar como corriente política de los sectores reformistas.
De alguna u otra manera la comuna es la instancia política que tiene el pueblo politizado para hacer y disputar política. A partir de eso, y acentuándose la guerra económica, varias comunas que luchaban por los medios de producción y que se mostraban irreverentes frente a algunas prácticas del gobierno fueron marcadas de manera negativa, cuestionadas por sus métodos y sus prácticas.
De esta manera nos fuimos quedando solos y aislados. Así empezó la preocupación del comunero y comunera. De esa intranquilidad de sentirnos solos y de ver que el presidente estaba librando una batalla nacional e internacional muy dura, mientras la situación económica se volvía cada vez más difícil. Ahí empezó una preocupación por desarrollar las fuerzas productivas internas o por aumentar la capacidad productiva, por conquistar los medios de producción. Empezó una preocupación por cualificar la dirigencia, por formarla, por incorporar mucha más gente a la lucha. Pero sabíamos que con eso no bastaba, porque igual seguíamos estando muy aislados. Es en este contexto que nace la propuesta de la Unión Comunera. A partir del acompañamiento, la vinculación con movimientos sociales y actores dentro del chavismo que también tributan por y para la comuna.
Haciendo caso a esa fecha histórica que celebramos todos los años el 20 octubre, en el aniversario del Golpe de Timón [célebre discurso de Chávez con lineamientos estratégicos frente a su consejo de ministros] decidimos construir realmente la comuna. Así empezamos a salir al encuentro con otras organizaciones, a buscar otras experiencias: sea comuna, sea un movimiento, sea un colectivo, sea una cooperativa. Y así es como encontramos en el camino que no se había acabado con el movimiento comunero, que la comuna no había dejado de existir. Pero sí que cada quien se había dedicado a su lógica interna, a su dinámica interna y no hubo quien se dedicara a esa tarea de articulación. Fue allí donde empezamos a salir al territorio nacional. Salimos la Comuna El Maizal, la Comuna Che Guevara, la Comuna del Panal, la Comuna Luisa Cáceres, entre otras. Comunas que estamos en diferentes regiones del país empezamos a construir confianza, a tener relaciones y hacer intercambio productivo y formativo. Así empezamos a ver la dinámica de cada comuna y coincidimos en muchos puntos. Teníamos muchas cosas en común, porque la comuna es la comunidad organizada y los problemas que hay en la región andina son los mismos problemas de especulación, de escasez, de falla de los servicios públicos, que hay en otras regiones. Son los mismos problemas, las mismas contradicciones que hay incluso con los mismos partidos de la revolución. Es decir, hay problemas comunes y coincidimos en que debíamos atenderlos desde una lucha colectiva.
Fue así como se ha venido dando un proceso de intercambio y de articulación entre muchas comunas. Logramos tener conciencia sobre la necesidad de fortalecer no una comuna, sino un movimiento de comunas. Y fue así como decidimos establecer una agenda, hacer un programa, definir objetivos tácticos, así como ratificar nuestra nuestro objetivo estratégico: la construcción del socialismo desde el territorio.
En este trabajo hicimos todo un diseño político de mucha creatividad, con mucha participación, donde muchas voluntades se han sumado. Ha sido mucho el trabajo y los y las chavistas, en honor al Comandante, aseguramos que hemos generado las condiciones como para ir pronto al congreso fundacional de la Unión Comunera.
Después de todo este trabajo, en más de la mitad del territorio nacional hay ya presencia de la Unión Comunera. Creemos que si bien es una organización que nace al calor de las luchas por satisfacer diversas necesidades, también nace por un compromiso moral con el comandante Chávez. La comuna es un modelo de vida y un estilo de vida; es una alternativa ante la crisis porque en la comuna vive la comunidad, vive el pueblo.
Tenemos mucha confianza en lo que estamos haciendo. Estamos seguros de que no estamos perdiendo el tiempo, que actuamos con mucha coherencia y responsabilidad. Así vamos rumbo al congreso fundacional de la Unión Comunera y estamos convencidos de que se va a convertir en uno de los grandes movimientos populares del chavismo en Venezuela.
G.L: Ustedes, desde El Maizal, hicieron una experiencia muy novedosa de disputar la alcaldía donde se encuentran. Disputaron primero al interior del PSUV, luego en las elecciones generales y ganaron la alcaldía. ¿Cuáles crees o te imaginas que son los principales desafíos que tiene el Maizal en esta nueva etapa?
A.P: Creo que tenemos y gozamos de la confianza de mucha gente dentro y fuera del territorio, dentro y fuera del país. Y eso se manifiesta también en una inmensa solidaridad desde el aporte concreto que mucha gente hace, sobre todo en términos comunicacionales, productivos y formativos. Hemos tenido el acompañamiento de mucha gente, hemos sido visitados por mucha gente. Hoy recogemos las ideas de mucha gente que le apuesta al proyecto comunero y que ha hecho amistad con El Maizal. Eso nos pone a nosotros en una situación de mucho compromiso moral.
Somos de ese chavismo popular que se negó a ser borrado, que se negó a ser opacado y que de alguna manera, con la constancia, la lucha y la insistencia, logra conquistar espacios dentro del poder constituido. Hubo momentos en donde nuestro mismo gobierno nos reconoció, dando cuenta que nuestra lucha es de verdad, que no es un capricho, no es una aventura. Ahora tenemos el gran desafío de gestar, de implementar un modelo de gestión diferente. Primero, el ser muy eficientes y muy eficaces con la administración de los recursos. Segundo, tenemos el desafío de generar un hecho político de transformación real y de transferencia de poder al pueblo.
Una de las grandes metas que tenemos es consolidar la comuna en el territorio, porque nos hemos planteado la construcción de la Ciudad Comunal. Lo vamos a palpar en el momento en que el pueblo organizado empiece a hacer ejercicios de gobierno y empiece a mostrar en el hecho concreto acciones, actividades y proyectos a realizarse. Nos va a tocar una doble tarea: la de ir haciendo, a la vez que vamos registrando el proceso. Un proceso que se va a ir construyendo desde la inventiva, desde la creatividad, desde el ensayo y el error. También vamos a tener nuestros tropiezos.
Hoy la derecha venezolana ha ganado muchas alcaldías de zonas rurales, territorios pequeños, municipios pequeños que eran bastión del chavismo. La carencia de organización popular allí llevó a que, lamentablemente, la derecha tenga ahora esos gobiernos locales.
Si los movimientos populares fueran más fuertes en los territorios del país, hoy la derecha tendría menos poder y menos presencia en los territorios. Estamos conscientes de que el gobierno, el partido de gobierno, no puede solo. Que si no participa el pueblo organizado, si el poder popular no se activa, lamentablemente vamos a ir perdiendo mucho más territorio en el mapa venezolano. La derecha, de manera implacable, viene empeñada en hacer la guerra, en desmoralizar y desmontar la organización popular: desea liquidar la dirigencia política chavista de base. Lamentablemente, en esta etapa, la derecha nos dio una estocada dura.
En este contexto, queremos que lo que ocurrió en Simón Planas -con mucha humildad y mucha responsabilidad lo decimos- sea un ejemplo y una inspiración. Queremos multiplicar el ejemplo pero también encontrarnos con otras y otros que vienen peleando y resistiendo. Encontrarnos en esa resistencia, pero no en una resistencia pasiva, sino en una que piense y se proponga avanzar. Creemos que para enfrentar al imperialismo, a la derecha, a la burocracia y al reformismo, es necesario avanzar. Es por eso que venimos construyendo la propuesta de la Unión Comunera. Para resistir de manera ofensiva, para avanzar en nuestros objetivos estratégicos.