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El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) de Costa Rica y la compañía tecnológica Microsoft establecieron en noviembre de 2018 una relación estratégica que facilitará la implementación del Internet de las Cosas, el Big Data e Inteligencia Artificial en el sector agrícola del continente americano.

El Director General del IICA, Manuel Otero, y el presidente de Microsoft Latinoamérica, César Cernuda, fueron los encargados de firmar el acuerdo, que tiene por fin potenciar la transformación digital del sector. El acuerdo, denominado Alianza Digital Educativa, facilitará la cooperación en áreas como el desarrollo de soluciones tecnológicas necesarias para el sector del agro en las Américas; la implementación de herramientas de Internet de las Cosas (IoT), de Big Data e Inteligencia Artificial (IA); así como la aplicación de innovación en TIC sobre la base de redes 5G.

El objetivo es implementar numerosas iniciativas en el campo de la digitalización de la agricultura y utilizar la plataforma tecnológica de Microsoft para atender las necesidades claves de innovación en la cadena de valor de los actores y del ecosistema dentro del sector agropecuario.

La Internet de las Cosas, el Big Data, la Inteligencia Artificial y el Blockchain son los pilares para la digitalización del agro y la ganadería. “La agricultura, como base de la existencia humana, no puede reducirse más a la agricultura tradicional (manual); debe ser innovadora, inteligente, más productiva y rentable, y a la vez sostenible. Todo esto solo se puede lograr con la ayuda de las herramientas de TIC que hay ahora y que se están desarrollando de cara al futuro” sostuvo Cernuda.

El acuerdo de 2018 se extendió, en abril de 2019 con la integración de Global Hitss subsidiaria de American Móvil, para ofrecer aplicaciones (app) de software. La alianza se orienta inicialmente a los productores agropecuarios de la región noroeste de Argentina y Brasil. Las apps que ofrecen son para la gestión de agua y el manejo de enfermedades y de plagas, mientras que los agricultores brasileños contarán con chatbots para ayudarlos a resolver dudas sobre sus plantaciones.

Corporaciones como IBM, Cisco y Huawei ofrecen paquetes tecnológicos para el Internet de las vacas. Se trata de dispositivos digitales (collares y/o chips) que se colocan en cada vaca para medir su pulso, temperatura, pico de fertilidad y otras condiciones de salud relacionadas con el sistema digestivo. Los datos se trasmiten por Internet a una nube de las propias compañías. La oferta se extiende a chips interactivos que pueden dirigir al ganado a un sistema automatizado de ordeñe instalado previamente a la medida de la vaca. Cada dispositivo está asociado a una vaca en particular. También hay Internet de los cerdos y las ovejas, con bases similares.

La idea no es que el proceso termine en cada rancho o campo; sino que el monitoreo realice a la trazabilidad del ganado en toda la cadena. Es decir, siga a cada animal individualmente, en las transacciones de ganado en pie, a través del uso de sistemas de cadenas de bloques (Blockchain), y luego continúe hasta el matadero y en cadenas de certificación que incluyen seguimiento del procesado, venta al menudeo, hasta nuestra heladera. Esta trazabilidad nos ilusiona ya que ¿podremos? saber más sobre lo que consumimos.

Las corporaciones IBM y Microsoft han avanzado en sistemas digitales que abarcan toda la producción agropecuaria de un establecimiento rural. El paquete que presentó Microsoft en México a mediados de 2019 ofrece un sistema de monitoreo permanente de la condición de suelos, humedad y agua, estado de los cultivos (si necesitan riego, si hay enfermedades, plagas, etcétera), datos climáticos, datos del tiempo (dirección del viento, lluvias, etc.) que se registran en la nube de Microsoft para aplicar ciencia de datos y producir información de cuándo y dónde sembrar, aplicar riego, fertilizantes o agrotóxicos, cuándo cosechar, etc.

Para resolver el tema de la conectividad rural, elemento clave del sistema, Microsoft utilizará los espacios blancos de TV para brindar acceso a internet, aprovechando el espectro de la red de televisión. Las antenas que instalará Microsoft serán capaces de enviar y recibir señales a unos 16 kilómetros. Cada casa deberá estar equipada con otra antena propia que transmitirá ya la señal al router inalámbrico. Este a su vez, la llevará a toda la casa.

Esto permite instalar un router de Internet en cada propiedad, conectando sensores, drones, chips, teléfonos y computadoras con la red electrónica, que alcanza con este sistema un radio de varios kilómetros, para enviar la información a la nube de la compañía.

Las mayores empresas de agronegocios, como Bayer-Monsanto, Syngenta, Corteva (fusión de Dow-DuPont) y Basf, tienen divisiones digitales y cuentan con acuerdos convergentes con las mayores firmas de maquinaria como John Deere, AGCO, CNH, Kubota, en sistemas de big data, nubes para almacenado y computación. Un ejemplo de lo enunciado es Precision Hawk, Raven, Sentera y Agribotix son empresas creadas en colaboración entre las multinacionales de semillas-agrotóxicos y las de maquinaria.

Cada propiedad conectada aportará una gran cantidad de datos que las empresas se apropian. En la medida que este sistema avance obtendrán mapas de recursos, suelos, agua, bosques, minerales, biodiversidad y regiones enteras, lo que les permitirá visualizar y negociar proyectos mucho más allá de cada hacienda o vender y monopolizar la información.

Nuevamente, como con los transgénicos, las empresas alegan que esta digitalización de la agricultura y la alimentación es para proveer a una creciente población mundial y aumentar la producción. El modelo en construcción es una agricultura sin agricultores y con alto uso de agrotóxicos y semillas patentadas.

Un proyecto begin to end, desde la semilla al plato, donde el control lo tenga una cadena de trasnacionales que no dejará ninguna opción de decisión real a los agricultores, alejará más a los consumidores, amenazando de paso los territorios de producción campesina, que son los que realmente alimentan a la mayoría.

Earth Bank of Codes (EBC) está coordinado por el Foro Económico Mundial (FEM o Foro de Davos) que busca mapear los “activos biológicos” de una región del Amazonas y codificar sus derechos de uso para las comunidades agrícolas, la industria de alimentos y los investigadores de centros y universidades internacionales.

La cadena de información mapeada, binaria quedará en un banco de datos gestionado mediante la arquitectura Blockchain. El desafío es hacer que este conocimiento esté disponible a los interesados, y asegurar los resultados conformes con el Protocolo de Nagoya, un tratado internacional que requiere que las ganancias de dichos proyectos se compartan equitativamente con los países y comunidades que poseen los activos biológicos subyacentes, según expreso el empresario Castilla-Rubio.

El Sr. Castilla-Rubio, es él presidente de la compañía de tecnología, Space Time Ventures, miembro destacado del Consejo Global sobre el Futuro de la Bioeconomía del Foro de Davos, lidera el desarrollo global del proyecto Earth Bank of Codes con fuerte acento en la bio informática, él bio comercio y las TIC (Tecnología de Informática y Comunicaciones).

Para resolver este problema de la “equidad entre países y comunidades”, el Foro Económico Mundial le propuso al Earth Bank of Codes una plataforma digital global, basada en arquitectura Blockchain. Esta plataforma de software registra los activos biológicos y bio miméticos (propiedad intelectual derivada de las funciones y procesos de la naturaleza) y permitirá el seguimiento de su uso y la distribución beneficios.

Earth Bank of Codes está relacionado con un proyecto más amplio, Earth BioGenome, cuyo objetivo es secuenciar los 1,5 millones de especies de plantas, animales y organismos unicelulares que hay en la Tierra en los próximos 10 años.

El Proyecto Earth BioGenome, es considerado la iniciativa más ambiciosa de su tipo desde el Proyecto Genoma Humano, está respaldado por la Institución Smithsonian en los Estados Unidos, el Instituto de Genómica de Beijing, los Jardines Botánicos Reales del Reino Unido, la Fundación de Investigación de São Paulo y Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.

“Si así lo acuerdan los gobiernos, el EBC podría mercantilizar de facto toda la diversidad biológica del mundo, lo que podría conducir a un confinamiento mundial de la biodiversidad”.

El Centro de Biotecnología Amazónico recientemente renovado en Manaos (Manaus), capital del estado de Amazonas, es responsable de definir las medidas normativas que simplifiquen el proceso regulatorio que tiene que cumplir las compañías internacionales que desarrollan productos del Amazonia. “Hoy en día es un proceso muy complicado, que toma uno o dos años. El centro apuntaría a reducir el período a solo un par de meses apoyado en las TIC”, afirmó Yana Alves, secretaria ejecutiva del Ministerio de Industria, Comercio Exterior y Servicios de Brasil.

La cadena de producción 4.0 se inicia con el uso de semillas certificadas bajo patente de empresas transnacionales de base en biotecnología que pueden ser híbridas, transgénicas o una resultante de un nuevo “avance” biotecnológico. El uso de datos masivos en la agricultura y ganadería potencia la propiedad intelectual y su pateamiento a escala global.

El Banco Mundial de Códigos (EBC) presume que la información y los materiales genómicos “mejorados” pueden patentarse y comercializarse, siempre que la información y el material originales sigan estando disponibles en el dominio público. Solo que el resultado para los cultivos —tanto directa como indirectamente— está condicionado por la influencia corporativa, la regulación e incluso el derecho penal para marginar y excluir los productos no patentados.

Si así lo acuerdan los gobiernos, el EBC podría mercantilizar de facto toda la diversidad biológica del mundo, lo que podría conducir a un confinamiento mundial de la biodiversidad, es decir, derechos de propiedad intelectual sobre todos los genes, datos y/o sus usos, lo que a su vez podría socavar los derechos de los campesinos, los pueblos indígenas y los gobiernos nacionales a beneficiarse de la diversidad que han nutrido y cultivado.

Las nuevas “biopatentes” podrían obtenerse simplemente tomando semillas o muestras (esquejas) de plantas de un campo o un bosque, analizando el ADN en un laboratorio móvil, y luego subiendo la información digital sobre el ADN a una nube de algún proveedor TIC, sin sacar nada del material genético del campo.

No regular lo territorial, crea las condiciones y favorece a los que disponen de acceso a la nube; ya que puede descargar la información digital en su computadora y usar un sintetizador de genes para secuenciar la parte específica del ADN que sea de interés. Este ADN recién secuenciado sería patentable en muchos regímenes, y en algunos regímenes de propiedad intelectual todos los aspectos de este proceso podrían tener protección exclusiva y consolidar el monopolio.

En 2018, el Easy Trading Connect concretó la venta de un cargamento de soya de Estados Unidos a China, negociando con las mega procesadoras de materias primas Louis Dreyfus, Shandong Bohi Industry y las aseguradoras y financiadoras ING, Société Générale y ABN-AMOR, utilizando tecnología Blockchain.

Las fintech se proponen también para agriculturas en pequeña escala, como en el caso de Andra Pradesh en India, que busca promover la agroecología mediante transacciones en Blockchain con la empresa suiza ChromaWay, registrando como “activos de información” la tenencia de la tierra, los procesos agroecológicos, y rastreando los subsidios.

En Perú, en el Parque de la Papa (un espacio para proteger la diversidad de las papas manejado por organizaciones campesinas), empresarios de Silicon Valley junto con economistas locales implementaron un Blockchain para registrar las tierras y los títulos de propiedad.

La hora de los Estados

Los “dividendos de la tecnología digital” alimentan los fondos de las corporaciones TIC. No todos los actores de la Agricultura 4.0 van a beneficiarse en igual medida. No se trata de únicamente de los beneficios de económicos sino y sobre todo de consolidar el poder de la redefinición digital de la vida.
Es necesario adoptar medidas en el plano político y normativo a efectos de distribuir en la población los beneficios y minimizar los posibles riesgos, garantizar la propiedad y soberanía de los datos y el uso equitativo de las patentes por el derecho a la tierra.

No existen regulaciones normalizadas que rijan la propiedad de los datos generados y recopilados por la maquinaria y la tecnología en la explotación agrícola y ganadera, y es necesario asegurar al agricultor la propiedad y soberanía sobre los mismos.

Los gobiernos de la región deben garantizar seguridad y equidad al posible uso inadecuado de los datos por el proveedor de servicios, como el uso de los datos por terceros (a menudo la validación de los datos y la mejora del algoritmo). Esto requerirá una política nacional y regional para elaboración de un marco normativo. Además, la propiedad de los datos ha de debatirse y reglamentarse más en relación con la promoción y uso de datos de libre acceso y la mitigación de las inquietudes en materia de seguridad.

Con la digitalización de la vida cotidiana, los datos se transforman en un bien económico, y con ello su valor aumenta. En consecuencia, la soberanía sobre los datos, que puede definirse como el control que ejercen las entidades (países y personas físicas y jurídicas) sobre sus datos, se convierte en un desafío que requiere más reglamentación y una gobernanza efectiva. Si el uso de los servicios digitales es esencial lo califican como del bien común.

Las fusiones entre las corporaciones de la cadena agroindustrial y los acuerdos con las GAFAM, configuran un monopolio sin precedentes; el avance disruptivo de la digitalización de los procesos agrícolas está impactando en la agricultura y la alimentación en todo el mundo.

A este fenómeno la industria le ha llamado Agricultura 4.0. El control mediante plataformas de datos masivos y automatización se extiende sobre los factores más importantes de la seguridad alimentaria mundial.

Las TIC, la Bioinformática, la Nanotecnología y la Tecnología de maquinarias de la producción agropecuaria y ganadera no debería incorporase en nuestros países sin regulaciones política que cuiden el bien común y el derecho y bienestar de las comunidades productoras.

Estamos asistiendo a una realidad global. Estas multinacionales tecnológicas y monopólicas descuidan el bien común y los derechos de los trabajadores en beneficio propio.

Una cuestión es la tecnología y los beneficios que podemos obtener y otra cuestión es el entorno político en el que se introducen estas tecnologías.

El futuro ya está aquí, pero desigualmente distribuido.