XVIII Cumbre de Jefes de Estado y de gobierno del Movimiento de países No Alineados

“Estamos en un nuevo tiempo de extrema polarización. No la vi en la invasión y destrucción de Irak ni en otras (muchas) situaciones. Para mantener la capacidad de pensar incluso en momentos de peligro, como nos enseñó Waltern Benjamín, nunca es saludable llegar a este nivel de polarización. Así como no es aceptable guardar silencio ante la violencia de las atrocidades cuando ocurren más lejos de nosotros y no movilizan a nuestros medios de comunicación. La vida humana para mi tiene un valor incondicional” (“Los silencios; de Ucrania a Boric”: Boaventura de Sousa Santos).

Resumen:

La idea central del presente texto se sintetiza en que el anti-hegemonismo unipolar, la lucha contra el “neo-intervencionismo” y contra la re-militarización, el relanzamiento de la agenda social y medioambiental, la defensa y fortalecimiento del regionalismo autonómico y la apropiación social y popular de la lucha en contra de la corrupción, podrían ser parte fundamental en la agenda de un nuevo movimiento internacional de los “No alineados” promovida desde nuestra región latinoamericana.

¿Nueva “Guerra fría” o vieja “guerra de baja intensidad”?

A diferencia de algunos cuantos analistas (1), muchos articulistas y ensayistas de distintas latitudes y desde hace unos 10 años, hemos recuperado el término y hablado reiteradamente de una “nueva guerra fría”, en particular, cuando se trata de abordar la abierta y encubierta hostilidad de EEUU y otras potencias occidentales hacia la re-emergencia de China como potencia de primer orden.

Si bien es cierto que en la vieja “guerra fría” se confrontaban dos visiones antagónicas sobre la forma de organizar la producción, la distribución y el consumo de productos, bienes y servicios (hoy en día ninguna potencia mundial busca alternativas fuera del capitalismo) (2), también es cierto que existe una ciega hostilidad, a veces abierta y en ocasiones disimulada y encubierta, hacia el despliegue comercial, económico, científico-tecnológico o militar de cualquier potencia que no sea occidental, lo cual sí es, en efecto, un rasgo muy similar al de la vieja confrontación Este-Oeste.

De todas formas, debido a que en estos momentos no parece ser prioritaria la discusión teórica y académica sobre este asunto, me conformo por ahora con emplear el término “guerra de baja intensidad”, aunque desde hace unos veinte años acuñé un término alternativo (“globafascistización”) (3), por considerar que, a diferencia del pasado, hoy en día la competencia entre potencias es inter-capitalista, elevando a niveles nunca vistos las condiciones de un capitalismo extremo sin valladares importantes de ningún tipo.

Anti-hegemonismo unipolar: La guerra en Ucrania y sus resonancias en las izquierdas latinoamericanas.

En términos generales, la historia registra que todas las guerras de gran escala han dividido a las izquierdas de todo el mundo. Y los efectos inmediatos de este conflicto bélico que hoy se libra en tierras ucranias no constituyen la excepción.

De alguna forma Carlos Figueroa Ibarra resalta este asunto particular, cuando señala que ante este conflicto bélico han emergido posturas críticas por parte de la izquierda, que como él señala, en cierta manera (aunque por razones diametralmente opuestas) coinciden con las críticas provenientes desde la derecha, unos acusando a Putin de ser un bolchevique trasnochado que desea revivir el poder la URSS y otros (desde la izquierda o al menos, desde cierta corriente de izquierda), argumentando que “el jefe del Kremlin es un político autocrático y conservador impulsando un proyecto eminentemente capitalista” (4).

Sin embargo, me parece que el debate se enriquece mucho más cuando en vez de hablar de “izquierda”, en singular, empleamos el término “izquierdas”, en plural, por sobre todo, cuando miramos el heterogéneo espectro de las izquierdas en sus diferentes tonalidades, incluso dentro de un mismo país.

“Neutralidad activa”, una tendencia en germen en la nueva geopolítica latinoamericana.

En días recientes se han producido 3 proyectos de resolución de la ONU en relación a la guerra en Ucrania, a tres niveles; el primero de ellos, en la Asamblea General, donde participan 193 países. Allí la ONU adoptó una resolución que deplora la agresión rusa; 141 países votaron a favor de la resolución, cinco en contra (Rusia, Bielorrusia, Siria, Corea del Norte y Eritrea) y 35 se abstuvieron, de los cuales al menos 4 países eran de la región latinoamericana (Bolivia, Nicaragua, Cuba y El Salvador) (5).

En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, al menos 3 países latinoamericanos se abstuvieron de votar a favor de una resolución que pedía investigar las violaciones a los Derechos Humanos en Ucrania, y estos fueron Cuba, Venezuela y Bolivia, lo cual es muy significativo, en el sentido de que hasta los aliados latinoamericanos políticamente más cercanos a Rusia, se mostraron renuentes a oponerse frontalmente a la condena en contra de Rusia en esta votación, mientras que los países que apoyaron la iniciativa de investigación fueron 32, entre quienes figuran por parte de la región latinoamericana Argentina, Brasil, Honduras, México y Paraguay (6).

Y en seno del Consejo de Seguridad (en el cual Rusia y China hicieron valer su poder de veto para abortar una resolución que tuviera carácter vinculante inmediato para detener la escalada rusa en Ucrania, donde los únicos miembros latinoamericanos que forman parte de esa instancia (en calidad de “no permanentes” y sin derecho a veto), Brasil y México, resaltaron su vocación de paz, y aunque reconocieron el derecho a la autodeterminación de Ucrania, también se inclinaron por una salida negociada y diplomática a la crisis, tal y como el Secretario mexicano de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrad, lo manifestó horas antes de la reunión de emergencia convocada por el Consejo de Seguridad, diciendo textualmente; “Nuestra postura (de México) ha sido en favor de la solución pacífica del conflicto, el respeto a la integridad de Ucrania y de las resoluciones de la ONU” (7)

Tomando en cuenta estas consideraciones de política exterior de ALC en la ONU, a simple vista pareciera que la mayor parte de países de la región latinoamericana y caribeña, está adoptando una postura de alineamiento a la postura de EEUU y la OTAN frente a la guerra en Ucrania (en particular si tomamos en cuenta la votación abrumadora de rechazo a la invasión rusa en la Asamblea General).

Sin embargo, esta percepción que se debe matizar y relativizar, al menos cuando observamos un poco más de cerca los denodados esfuerzos de una buena parte de países latinoamericanos por mantener una postura de “neutralidad” frente a este conflicto.

El propio caso de México es una muestra de que ante este conflicto bélico no existe una sola postura en las corrientes de izquierda. Lo mismo ocurre con las izquierdas de otros países de nuestra región, y para no ir tan lejos, ahí están las declaraciones y marchas callejeras de los zapatistas en varias ciudades del sureste mexicano, denunciando con vigor la “invasión capitalista” de Rusia (8).

AMLO y lo mismo el dirigente brasileño Lula da Silva (ambos en sendas declaraciones conjuntas), han dejado muy clara su postura de no alineamiento ante ninguna potencia mundial (6); mientras que el presidente Boric, en Chile, quien es considerado de izquierda (empezando por su propia auto-definición como tal), ha mostrado su total adhesión a la argumentación de EEUU y la OTAN ante este conflicto específico (9).

El posicionamiento del presidente Boric ante el conflicto Ucrania-Rusia resulta paradójico, si lo comparamos con la posición que sobre el mismo asunto asumió el propio mandatario brasileño (conocido por sus trasnochadas posturas anti-comunistas de los viejos tiempos de la “guerra fría”), quien no solo se ha negado a respaldar las sanciones en contra de Rusia sino además, se ha burlado públicamente del presidente ucraniano Zelenski (10).

Por supuesto que tampoco por el mero hecho de asumir el presidente Boric tal postura podemos catalogar a toda la izquierda chilena como “traidora”, ni a toda la derecha brasileña como “anti-yanqui”, por la sola postura oficial de su actual presidente.

La postura de Boric ante este asunto en particular se puede interpretar como una simple manifestación del actual peso político que ostenta una corriente específica al interior de la coalición gobernante, al menos en este momento, correlación que, por supuesto puede cambiar más adelante, con relación no solo al conflicto entre Ucrania y Rusia sino también a otros asuntos relevantes de la política regional e internacional. La impresión general es que Chile busca moderación a lo interno, y es muy probable que también lo busque frente a los grandes problemas externos.

En cuanto al caso brasileño, dejando de lado el hecho de que tanto Bolsonaro como Putín son líderes conservadores y ultra nacionalistas, la postura del presidente brasileño ante este conflicto bélico (que en la práctica coincide con el de su archi-rival político Lula da Silva), se explica más por razones de mero pragmatismo económico, dada la alta dependencia de la agricultura brasileña ante las exportaciones rusas de ciertos insumos esenciales en el agro (11).

En el caso de las izquierdas en Perú y Argentina, que también hacen gobierno en estos momentos, su posicionamiento ante la guerra en Ucrania a pesar de tener una notoria ambigüedad, realizan complicados esfuerzos por mantener una posición neutral, de no alineamiento, en medio de intensas presiones por inclinarse hacia un lado u otro entre las dos fuerzas en conflicto, presiones pro-rusas que vienen tanto desde el interior de sus propios partidos y coaliciones (“Perú Libre” y la corriente “Kirchnerista”), como también las presiones pro-ucranianas provenientes desde los sectores de la oposición en ambos países.

Es cierto que Argentina se sumó en la ONU a la condena de la invasión rusa, pero se negó a hacer lo mismo en el seno de la OEA, y la declaración más reciente del canciller Santiago Cafiero al respecto fue; “El único alineamiento que tenemos es con los intereses de los argentinos y argentinas. Acá no hay bandos que elegir” (12).

No menos complicado ha resultado todo esto para el gobierno peruano, cuya cancillería ha solicitado a Rusia un “alto al fuego”, mientras al interior del país y del propio partido gobernante, importantes miembros del mismo, como el ex –presidente del Consejo de Ministros, el congresista Guido Bellido, sostuvo públicamente que “la invasión de Rusia a Ucrania “está correcta” (13).

Estas incómodas situaciones de alternancia y ambigüedad en posturas tanto de neutralidad y a la vez de cierto “alineamiento”, que han asumido los gobiernos de izquierda en Perú y en Argentina, se han realizado en medio de intensas presiones internas y externas que requieren un mínimo de contextualización.

En el caso de Perú, desde antes que estallara el conflicto en Ucrania, el presidente Castillo enfrentaba ya un creciente “acorralamiento” político por parte de la oligarquía criolla, y en el caso Argentino, el presidente Fernández (quien acaba de realizar una visita oficial a Moscú), enfrenta enormes presiones económicas por parte del FMI, entidad que por estos días le ha “torcido el brazo” al país, con la firma de un nuevo paquete de ajustes de la deuda externa, creando furia en extensos sectores de la propia base social y política de la coalición gobernante.

En el caso de Colombia por ahora no hay novedades en cuanto a la acostumbrada postura sumisa y servil a los intereses de Estados Unidos por parte del presidente Duque, pero los vientos frescos y promisorios de un cambio de rumbo provienen del candidato presidencial Gustavo Petro, con altas posibilidades de ganar en primera vuelta en las cercanas elecciones presidenciales.

La postura de Petro ante la guerra en Ucrania ha sido más que clara y tajante; “América Latina no se puede dividir en una Colombia de la OTAN y en una Venezuela de Putin”. Y redondeando su idea durante una entrevista radial complementó; “Si América Latina es un espacio de paz, nosotros tenemos la oportunidad de recortar la distancia que nos lleva Estados Unidos, Europa, Rusia, Corea del Sur y todo el sureste asiático. América Latina lo que tiene que pensar es en crecer, disminuir la desigualdad. Cazando guerras afuera no estamos haciendo nada, estamos haciendo la política del bobo” (14).

El imperativo de la lucha contra el “neo-intervencionismo” y la re-militarización en ALC

Dejando de lado por un momento estos dilemas en cuanto a las posturas diplomáticas de los gobiernos latinoamericanos de izquierda ante la guerra en Ucrania, desde ya podemos avizorar otro tipo de retos y consecuencias de “rebote” para nuestra región, y en este caso, se trata del riesgo de una renovación del militarismo en nuestros países, bajo el pretexto de la lucha contra la “amenaza china y rusa”.

Sergio Ferrari lo ha planteado bastante claro en su reciente artículo “Daños colaterales”, señalando que de cara al futuro cercano corremos el riesgo de una nueva escalada de re-militarización de los presupuestos nacionales (algo que ya recién está comenzando en varias naciones europeas, pretextando la “amenaza rusa”), en desmedro, en el caso de América Latina, de la atención (o más bien desatención) a los graves problemas sociales y económicos que nos agobian desde la pandemia y desde hace mucho tiempo antes (15).

En el mismo sentido se expresan Lautaro Rivara y Fernando Vicente Prieto, autores del libro “El Nuevo Plan Cóndor, geopolítica e imperialismo en América Latina y el Caribe”, de reciente publicación.  Según la sinopsis que los propios autores hacen del libro, señalan una serie de formas híbridas de intervencionismo norteamericano, desde la promoción del fundamentalismo neo-pentecostal, la “judicialización de la política”, hasta el uso de métodos de control y represión de los sectores populares y progresistas, métodos que bien podrían catalogarse como parte de las llamadas “guerras de cuarta y quinta generación” (16).

Lucha por la priorización y relanzamiento de la agenda social y medioambiental

Otro efecto colateral de la guerra entre Rusia y Ucrania y que desde ya estamos enfrentando no solo en Latinoamérica sino a nivel global, es la agudización y profundización de la crisis socioeconómica en que extensos sectores poblacionales han caído desde antes, durante y posterior a la pandemia.

Sobre una crisis no plenamente superada hemos entrado de inmediato a otra. Solo en América Latina, según la CEPAL, la pandemia había provocado el aumento de la pobreza y pobreza extrema, ascendiendo esta última a 86 millones de personas en el año 2021 (17).

A los efectos aún no superados de la pandemia en términos de deterioro de los ingresos de las familias más vulnerables en la región, la pérdida masiva de empleos, el deterioro en las condiciones generales de acceso a servicios básicos de calidad en materia educativa, de salud y condiciones laborales, ahora se suma la amenaza del hambre generalizada.

En tal sentido, la FAO, por su parte, en un informe recién publicado, señala que “la guerra en Ucrania tendrá “importantes repercusiones para la seguridad alimentaria” en el mundo, en gran medida, por las perturbaciones de la cadena de suministros agrícolas en el país invadido y en Rusia, grandes exportadores de cereales” (18).  

No se requiere mucha imaginación para visualizar las subsecuentes repercusiones de esto; mayor inestabilidad política e ingobernabilidad por el incremento de las protestas sociales, mayor represión y de allí, estamos de nuevo a un pequeño paso de la re-militarización y de la puesta en marcha de políticas neo-intervencionistas más agresivas y sofisticadas.

Por otra parte, todo este nuevo “contexto” de belicosidad en el que estamos ingresando, quita los ya de por sí limitados recursos que se están orientando hacia enfrentar los riesgos y amenazas crecientes del cambio climático y el deterioro medioambiental en todo el planeta.

La defensa y fortalecimiento del regionalismo autonómico

Frente a la actual crisis bélica en Europa del Este podría pensarse que este es un mal momento para repensar el fortalecimiento del regionalismo autonómico en nuestra región.  Pero es todo lo contrario. Es momento propicio para retomar el espíritu de un gran y nuevo movimiento regional y mundial de No alineamiento ante las potencias, reasumir tal tarea bajo ciertos principios y ejes clave, como los aquí observados, y por sobre todo, visualizar la política latinoamericana de no alineamiento como un medio para potenciar nuestro lugar en el mundo.

Como bien señala Fernando Dorado, al referirse a la postura de Gustavo Petro al respecto del desafío de la guerra para nuestra región:

“Petro ha sabido reaccionar frente al conflicto OTAN-Rusia… “Neutralidad activa”, rechazo a la guerra sin alinearse con los verdaderos bandos en confrontación que juegan desde la sombra y acechan en todo el mundo. Ha dicho que los países de América Latina pueden aprovechar el momento para unirse y hacer valer sus riquezas y potencialidades” (19).

En este mismo sentido, Boaventura de Sousa Santos, refiriéndose al “movimiento de los no alineados” de los años de la “guerra fría”, literalmente dice lo siguiente; “En las próximas décadas se impondrá un movimiento con el mismo espíritu y esta vez será entre el capitalismo de las multinacionales y el capitalismo del Estado chino (20).

Y continúa diciendo; “Además, se impondrá el surgimiento de sujetos políticos globales que son portavoces de los intereses de las sociedades civiles y las comunidades a menudo olvidadas, abandonadas o desinformadas por los gobiernos cada vez más rehenes de los intereses económicos y financieros globales e imperiales”. (…) “¿No es hora que tengamos una voz organizada y global que se haga escuchar?” (21).

En este mismo sentido, es importante resaltar el interés político manifestado muy recientemente por el presidente argentino Fernández y por López Obrador, en cuanto a fortalecer la integración regional con un eje liderado por Brasil, Argentina y México (22), el cual se vería aún más fortalecido con el triunfo electoral de Petro, quien también se ha manifestado muy interesado en fortalecer los procesos latinoamericanos de regionalismo autonómico.

Por otra parte, no dudamos que Cuba, Venezuela y Bolivia también tendrían mucho que aportar en una renovación del protagonismo pacifista y no alineado en la agenda prioritaria de la geopolítica latinoamericana.

Apropiación social y popular de la lucha contra la corrupción

Según Latinobarómetro, en el año 2021, para el 80 % de la población en nuestra región la preocupación principal fue la corrupción gubernamental a distintos niveles (incluyendo el nivel local y municipal) (23).

En tal sentido, desde hace un poco más de dos décadas ha sido muy notorio que EEUU se ha tornado en un “adalid” de la lucha en contra de este flagelo en Latinoamérica y en otras regiones del mundo, convirtiendo esto en una parte prioritaria de su agenda política hemisférica.

La pregunta pertinente al respecto es; ¿por qué razón?

Hay varias respuestas. Una de ellas es que a través de este eje o “issue” se han cooptado una multitud de organizaciones y movimientos sociales a través de toda la región, mediatizando y “oenegizando” con financiamiento y dependencia institucional/administrativa cualquier iniciativa popular susceptible de radicalización anti-sistémica.

Otro motivo por el cual desde la potencia del norte se destinan anualmente decenas de millones de dólares para el “combate a la corrupción” en Latinoamérica, es para ser empleada como un instrumento en las políticas del “lawfare” (“judicialización de la política”), que en un momento determinado puede ser utilizado como un arma eficaz para deshacerse de cualquier actor político incómodo o inconveniente a los intereses norteamericanos en determinado país, tal y como sucedió con el caso de Dilma y Lula en Brasil.

Una tercera razón es que la “lucha contra la corrupción” abanderada por la potencia del norte, en efecto ataca este flagelo a través de la persecución judicial en contra de delincuentes de cuello blando y muchas veces de alto perfil, lo cual en ciertos casos es muy plausible.

Sin embargo, salvo contadas excepciones, esto solo se realiza en un determinado nivel y con propósitos meramente propagandísticos (“lavado de imagen” pública), dejando totalmente de lado la corrupción estructural, la verdadera matriz de la rampante corrupción institucional y gubernamental que hace estragos en nuestra región.

Por ello no sorprende que el presidente Biden solo encuentre “oligarcas” en Rusia (como lo citó en su reciente discurso a la nación en los primeros días de marzo), pero sin alcanzar a ver la plaga de estos actores corruptores que desde hace décadas hacen estragos a lo largo y ancho de regiones como la nuestra.

En virtud de lo anterior, reconocemos la necesidad e importancia de la lucha en contra de la corrupción, pero debemos rechazar su instrumentalización y sobre todo, la insuficiencia de sus alcances y la manipulación de sus fines.

En términos generales los oligarcas latinoamericanos apoyan esta cruzada norteamericana (en especial si ellos quedan fuera de la “mira”), porque invisibiliza su participación en este flagelo y hace recaer todo el peso de la responsabilidad en la clase política, que para el caso latinoamericano, es subordinada a la empresarial.

Conclusiones.

En independencia de la gran heterogeneidad de las múltiples corrientes de las izquierdas latinoamericanas, y de las diversas posturas de estas ante la guerra en Ucrania, existen condiciones favorables en nuestra región para el relanzamiento de un nuevo movimiento por el no alineamiento en la geopolítica internacional.

América Latina y el Caribe podrían jugar un rol protagónico en el impulso de este nuevo movimiento, con la participación activa de países como México, Brasil, Colombia, Chile y Argentina y muchos otros, donde las izquierdas representan corrientes importantes de renovación política.

Gobiernos y organizaciones sociales de corte popular y democrático podemos empujar juntos y en la misma dirección estratégica, los principios irrenunciables del No Alineamiento, entre ellos, la defensa de la autonomía y libre autodeterminación de los pueblos, así como la defensa de los derechos fundamentales e inalienables del Ser Humano.

Parte de la médula de este movimiento podría estar constituida por el imprescindible fortalecimiento del proceso de integración regional autonómica, la adopción del multilateralismo, la desmilitarización, la disminución radical de la crónica brecha social y la lucha popular contra la corrupción.

América Latina tiene un elevado potencial de renovación y de distensión en las relaciones internacionales, en particular en estos momentos, en los cuales reemergen nuevas disputas entre potencias, en conflictos de gran escala que nos amenazan con devolvernos a la hoguera de la espiral armamentista y la agresión genocida.

 


Referencias

1.            “Una “guerra fría” podría ser la mejor noticia”; Michael Klare.

https://www.jornada.com.mx/notas/2022/03/09/mundo/una-guerra-fria-podria…

2.            En este sentido hay que recordar la conocida frase de Putin; “Quien no recuerde a la Unión Soviética no tiene corazón, y quien desea que retorne, no tiene cerebro”).

3.            A partir del año 1999 acuñé y empleé el término “globafascistización” para utilizarlo en alternancia con el de “guerra fría” y “guerra de baja intensidad”.  http://www.albedrio.org/htm/documentos/sbe-004.pdf

4.            “Putin”: Carlos Figueroa Ibarra: https://lahora.gt/putin/

5.            La Asamblea General exige a Rusia la retirada inmediata de sus fuerzas militares de Ucrania

https://news.un.org/es/story/2022/03/1504852

6.            La ONU establece una comisión de investigación sobre la invasión rusa de Ucrania https://www.vozdeamerica.com/a/onu-establece-comision-investigacion-sobr….

7.            El Consejo de Seguridad de la ONU realiza reunión de emergencia por movimientos de Rusia

https://www.elfinanciero.com.mx/mundo/2022/02/21/el-consejo-de-seguridad…

8.            EZLN marchar contra la invasión rusa en Ucrania y las guerras capitalistas (13 marzo 2022)

https://piedepagina.mx/ezln-marcha-contra-la-invasion-rusa-en-ucrania-y-…

9.            “Fraterno encuentro”: AMLO recibió a Lula da Silva en Palacio Nacional

https://www.infobae.com/america/mexico/2022/03/02/fraterno-encuentro-aml…

10.          “Ucrania, una guerra incómoda para Brasil y Argentina”

https://elpais.com/internacional/2022-03-02/ucrania-una-guerra-incomoda-…

11.          “Rusia y Ucrania: qué efectos puede tener la invasión rusa en las economías de América Latina”  https://www.bbc.com/mundo/noticias-60741690

12.          “Cafiero aseguró que Argentina no se alineó a la OTAN y se mantiene neutral ante la invasión de Rusia a Ucrania”.

https://www.infobae.com/politica/2022/03/01/cafiero-aseguro-que-argentin…

13.          “Perú Libre: Guido Bellido dice que invasión de Rusia a Ucrania “está correcta”.

https://gestion.pe/peru/guerra-rusia-ucrania-guido-bellido-afirma-que-pe…

14.          “América Latina no se puede dividir en una Colombia de la OTAN y en una Venezuela de Putín”; https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/petro-explica-su-po…

15.          Sergio Ferrari: “Daños colaterales”. https://www.alainet.org/es/articulo/215036

16.          “Proponemos una mirada geopolítica, integrada y regional de las nuevas formas de intervención”: Entrevista a Lautaro Rivara y Fernando Vicente Prieto, coordinadores del libro “El Nuevo Plan Cóndor. Geopolítica e imperialismo en América Latina y el Caribe” https://www.agenciapacourondo.com.ar/patria-grande/las-nuevas-formas-de-…

17.          CEPAL, Cifras de crecimiento de la pobreza y pobreza extrema como consecuencia de la crisis social y sanitaria derivada de la pandemia de COVID-19

https://www.cepal.org/es/comunicados/pobreza-extrema-la-region-sube-86-m…

18.          “La FAO alerta de “importantes repercusiones” alimentarias por la guerra”. https://www.latribuna.hn/2022/03/11/la-fao-alerta-de-importantes-repercu…

19.          “Colombia: ¿cómo impactarán las consultas presidenciales en la elección del Congreso?; Fernando Dorado, 10/03/2022 https://www.alainet.org/es/articulo/215092

20.          “¿Todavía es posible pensar con complejidad?”; Boaventura de Sousa Santos (07/03/2022); Traducción de Bryan Vargas Reyes.    https://www.alainet.org/es/articulo/215061

21.          Boaventura, D. Sousa S. Op. cít.

22.          “Llama Alberto Fernández a crear un frente Argentina, Brasil y México”.

https://www.jornada.com.mx/notas/2022/03/14/politica/llama-alberto-ferna…

23.          Informe Latinobarómetro 2021.  https://www.latinobarometro.org/lat.jsp