La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha mostrado en parte la esencia del sistema monetario internacional basado en dinero fiat o dinero por decreto. A partir de ahora, ha quedado claro a todo el mundo que el dólar y el euro no son monedas neutrales son monedas políticas

Estados Unidos y la Unión Europea, están utilizando todo el poder económico del que disponen para doblegar a Rusia. Como parte del paquete de medidas, les han congelado sus dólares y euros que tenían depositados como reservas de divisas en el exterior, y se ha excluido a algunos bancos rusos del sistema SWIFT. ¿Qué consecuencia a largo plazo puede traer la perdida de acceso de Rusia a sus reservas de divisas? ¿Peligra el estatus de moneda mundial de reserva del dólar? ¿Peligra la hegemonía monetaria de la divisa norteamericana? ¿Puede tener un efecto boomerang el castigo financiero impuesto a Rusia? Veamos. 
 
 
Tres factores han sido determinantes para que la hegemonía del dólar tenga lugar y se consolide: los Acuerdos de Bretton Woods (1944) promovidos por Estados Unidos, la cotización en dólares del precio del petróleo a partir de la crisis de 1973 y la desregulación de los mercados financieros internacionales. En Bretton Woods, se establecieron las políticas económicas mundiales, que estuvieron vigentes hasta principios de la década de 1970. Allí fue donde se fijaron las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más ricos del mundo. Uno de los acuerdos más importantes, fue la creación del FMI, entidad encargada de mantener la estabilidad monetaria y facilitar los flujos financieros internacionales en coordinación con los bancos centrales de otros países, controlado principalmente, por Estados Unidos. 
 
 
Desde entonces, Norteamérica, sería el centro del sistema monetario mundial, los bancos centrales de otras naciones utilizarían el dólar como moneda de reserva global, y sus respectivas divisas serian convertibles a dólares a un tipo de cambio fijo, mientras que el dólar lo sería con el respaldo del oro también a un tipo de cambio fijo. Así fue como el mundo se dolarizó. 1 Es Profesor Principal de Economía Financiera en la Universidad Nacional mayor de San Marcos. 
 

En 1971, durante la presidencia de Richard Nixon, se rompe el acuerdo de Bretton Woods. Por lo tanto, el dólar ya no seguiría siendo respaldado por el oro, sino exclusivamente se basaría en la confianza otorgada por los agentes económicos. Desde la desaparición del patrón oro en ese mismo año, el mundo carece de un estándar monetario global. Cada Estado, emite dentro de su territorio su propia moneda y como no existe un estado mundial (esperemos que no exista nunca) tampoco existe una moneda global que circule por todos los países. Eso no significa, sin embargo, que los distintos Estados no tengan necesidad objetiva de contar con una moneda de reserva global. Actualmente, hay varias monedas generalmente aceptadas. No porque alguien lo haya impuesto, sino porque los propios agentes económicos, consideran que esas divisas son las que mejor mantienen su valor, son las más confiables, son aquellas que no serán arbitrariamente expropiadas por sus emisores.  
 
 
¿Cuáles son esas monedas o divisas que han terminado convirtiéndose en monedas de reserva global? Básicamente son: el dólar y el euro. Estas dos divisas concentraban al cierre del 2020, el 80% de las reservas exteriores de los bancos centrales de todo el mundo. El dólar con el 59% y el euro 21%. Las otras divisas tenían participaciones pequeñas, como el renminbi (yuan) chino 2%, la libra 
esterlina 5%, el yen japonés 6%, el dólar canadiense 2%, el dólar australiano 2% y otras 3% (FMI: COFER, 4Q 2020). 
 
 
Hay muchos agentes económicos, que demandan dólares o euros que quieren tener en sus reservas, porque es la forma en la que pueden ahorrar de manera líquida y segura, para, en el futuro poder gastar en cualquier parte del mundo. Dichas divisas, sobre todo el dólar, son aceptadas en todos los países. Por tanto, para ahorrar dólares, necesitan dólares y como hay mucha demanda de esta divisa se puede incrementar su oferta, sin que, su valor se desplome, es decir, no genere inflación. Al menos eso ha sido así, durante las últimas décadas. 
 
 
Medidas contra Rusia 
 
 
Algunos analistas sostienen que la expulsión de los bancos rusos del sistema de comunicación entre bancos, SWIFT, tendría poco efecto. Por el contrario, puede empujar a esos bancos excluidos a buscar otro sistema de comunicación alternativos, como, por ejemplo, Sistema para la transferencia de Mensajes Financieros ruso (SPFS) lanzado a modo de prueba en 2014, o el sistema de pagos interbancario internacional de China (CIPS) creado en 2015. Es decir, Rusia tiene alternativas para sortear la exclusión de SWIFT y China tiene mucho que ver. 

 
No obstante, la otra medida mucho más importante que la exclusión de bancos rusos del sistema SWIFT, viene a ser la congelación o prohibición, al acceso del gobierno ruso a sus reservas o ahorros en dólares y euros, depositados en los bancos occidentales. Es decir, básicamente lo que han hecho los gobiernos europeos y de Estados Unidos, es prohibir al gobierno ruso, el acceso libre a los dólares y a los euros acumulados fuera de su territorio. 
 
 
Este hecho es un cambio drástico en las reglas de juego monetarias internacionales. Hasta el momento, todos los bancos centrales, todos los agentes económicos, creían que, si tenían dólares o euros, esos dólares o esos euros, eran suyos y, por tanto, podrían acceder libremente a ellos, confiaban en que el banco emisor de esos euros o dólares, obraran de buena fe, que no les limitara el acceso, que no les congelará. 
 
 
El dinero como arma de guerra 
 
 
Pero fijémonos, que, tanto Estados Unidos como la Eurozona han utilizado por primera vez, el dinero, la moneda fíat, mejor dicho, los dólares y los euros que ellos emiten como arma de guerra. Les han dicho a Putin, como has ahorrado muchos dólares y euros, y como quieres financiar tu guerra con esos ahorros, te vamos a congelar. Es eso, lo que ha visto todo el mundo. Ahora, todos saben, que, si en algún momento futuro un Estado entra en tensiones militares con Estados Unidos o países de la Unión Europea, sus reservas externas en dólares o en euros podrían ser congeladas, si a esos bloques económicos les interesa para doblegarte el pulso. 
 
 
Por consiguiente, la pregunta es ¿qué reacciones previsibles tendrán a partir de ahora el resto de gobiernos del mundo? Al menos, intentarán mantener un menor porcentaje de sus reservas exteriores en dólares o en euros. El temor parece más que justificado. Zoltan Pozsar, estratega jefe de Cridit Suisse Group, en unas declaraciones a Bloomberg, el 1 de marzo último, decía: “las sanciones extraordinarias e históricas impuestas a Rusia, y concretamente la pérdida de acceso a sus reservas exteriores, es un punto de inflexión en la hegemonía global del dólar, como moneda de reserva internacional. Si el dólar pasa a ser utilizado, política y militarmente en favor de los intereses de los Estados Unidos y no en favor del propietario de esos dólares, entonces los gobiernos extranjeros se lo pensaran dos veces, antes de incrementar sus reservas extranjeras en dólares”. 
 
 
Por su parte, Dylan Grice, antiguo estratega de Société Genérale y fundador de Calderwood Capital, describe los recientes movimientos de Estados Unidos y sus socios europeos, como un uso “armamentístico” del dinero. “Sólo se puede jugar la carta una vez”, “China tendrá como prioridad no necesitar ningún dólar antes de ir a por Taiwán”. Por tanto, las sanciones impuestas por occidente a Rusia, hacen peligrar la hegemonía del dólar y en menor medida del euro, como monedas de reserva globales. Podría darse el efecto boomerang, mejor dicho, el daño podría volver sobre los castigadores. 
 
 
¿Hay alternativas al dólar? 
 
 
El oro es una buena opción. De hecho, el presidente ruso, en parte hizo eso, es decir, aumentar sus reservas en oro, llegando a ser el segundo activo monetario más grande del banco ruso. A finales de 2020, los rusos tenían más oro que dólares, porque, imagino, que el gobierno ruso temía que en algún momento llegarían a darse tales sanciones en caso de un conflicto militar. Si no quieres estar tan expuesto al dólar o al euro por el riesgo de que te expropien, el oro que no es el pasivo de nadie más, no es la deuda de ningún gobierno, puede ser una buena opción y a partir de ahora lo será con mayor razón, porque el riesgo de que los gobiernos de occidente te expropien tus reservas en divisas, no es un riesgo hipotético, es un riesgo que se ha materializado, es una realidad. 
 
 
Ahora bien, mantener reservas en oro tampoco es la panacea, porque no todos los bancos centrales extranjeros aceptan el oro como medio de pago, por tanto, si quieres pagar en otros países, no es sencillo convertir el oro en divisa extranjera. Además, en un sistema financiero internacional muy digitalizado tener oro físico, acarrea costos de transacción adicionales a la hora de intercambiar.  
 
 
Materias primas como activos refugio 
 
 
Desde la invasión de Rusia a Ucrania, se ha visto que el nivel de precios de las materias primas ha removido todos los mercados. El petróleo, el gas, el trigo, el carbón, han aumentado su valor, alcanzado niveles históricos. Por lo tanto, se han puesto en la mira de los inversionistas, como activos refugio contra la inflación y los vaivenes del mercado. Estos activos o commoditties son garantías, y las garantías son dinero. Esta crisis tiene que ver con el creciente atractivo del dinero externo sobre el dinero interno fiduciario emitido por los bancos centrales. 
 
 
Bretton Woods III y el Bitcoin Según Pozsar, estamos presenciando el nacimiento de un nuevo sistema monetario internacional. Hemos pasado de la era de Bretton Woods I (1945) con el dólar respaldado por lingotes de oro a Bretton Woods II (1971) periodo del dinero fíat basado en la confianza otorgada por los agentes económicos. Y ahora el mundo pasó a Bretton Woods III, una etapa respaldada por dinero externo (lingotes de oro junto a otras materias primas estratégicas y quizás el Bitcoin). Bretton Woods II se construyó con dinero interno y sus cimientos se derrumbaron hace una semana cuando el G7 congeló las reservas de divisas de Rusia, añade el financiero de Cridit Suisse. 
 
 
En esta nueva era del dinero, el Bitcoin (BTC), la criptomoneda con mayor capitalización de mercado, podría ser una alternativa al dólar y tener un papel importante. La guerra y la crisis económica podrían jugar a su favor. Sin embargo, el BTC, al menos de momento, no es universalmente aceptado, por tanto, tener muchas reservas exteriores en BTC puede no ser recomendable. Finalmente, que el yuan digital chino, ascienda a la categoría de divisa de reserva global, tampoco es sencillo. No olvidemos, que china tiene fuertes controles al movimiento de capitales, es decir, que China ya peca en parte del pecado que está cometiendo occidente al congelar los dólares y los euros de propiedad de los rusos. Es un pecado, en caso de china estructural, por tanto, mientras no haya un flujo libre de capitales, mantener reservas en yuanes será una opción poco atractiva. 
 
 
A modo de conclusión 
 
 
La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha mostrado en parte la esencia del sistema monetario internacional basado en dinero fiat o dinero por decreto. A partir de ahora, ha quedado claro a todo el mundo que el dólar y el euro no son monedas neutrales son monedas políticas monedas que incluso pueden usarse como arma de guerra. Por tanto, son monedas que van a perder atractivo fuera de los países que los emiten y animaran a los bancos centrales de otras naciones a diversificar sus reservas y alejarse del dólar. El severo castigo financiero a Rusia puede poner en jaque la hegemonía mundial del dólar. 
 
 
Lo anterior, no significa, que inmediatamente vayan a perder su atractivo, o dejen de ser demandadas, sobre todo si no existe una alternativa mejor. Pero sí está claro, que los gobiernos de otros países, buscaran activamente opciones al dólar y al euro, porque la confianza que podía existir hasta el momento, se ha quebrado de manera irreparable. Finalmente, si la demanda global de dólares o de euros, se reduce significativamente, eso sólo traerá como consecuencia, más inflación.