Cuba sigue siendo objeto de intensos ataques por parte del Imperio porque ningún otro país del mundo ha contribuido tanto y de tantas maneras a la lucha contra la supremacía blanca y lo que ésta representa.

 

“El caníbal capitalista blanco siempre se ha alimentado de los pueblos negros del mundo. La sociedad imperialista capitalista blanca es profunda e inequívocamente racista” – Walter Rodney                                                                            

 

La supremacía blanca y el racismo no pueden disociarse del capitalismo. Fueron el racismo y la supremacía blanca los que proporcionaron las justificaciones culturales para la esclavitud y la concomitante trata de esclavos, para la expansión colonial europea y el imperialismo, sin los cuales el capitalismo no se habría desarrollado. El racismo y la supremacía blanca también impregnan las diversas jerarquías impuestas por el sistema capitalista y que son fundamentales para su mantenimiento. Este vínculo intrínseco entre capitalismo y racismo se hace más explícito en el colonialismo. Walter Rodney, el importante historiador y activista político caribeño, escribió en su libro ‘De cómo Europa subdesarrolló África’:

 

‘Fue la economía la que determinó que Europa debía invertir en África y controlar las materias primas y la mano de obra del continente. Fue el racismo el que confirmó la decisión de que la forma de control debía ser el dominio colonial directo.’

 

Lo que organiza e instrumentaliza el racismo como proyecto de poder político es la supremacía blanca. El único país del mundo que, desde sus orígenes, ha sido concebido como un proyecto de poder supremacista blanco es Estados Unidos de América.

 

El historiador afroamericano Gerald Horne sostiene en su libro ‘The Counter- Revolution of 1776: Slave Resistance and the origins of the United States of America’ que el movimiento independentista de Estados Unidos nació, por un lado, del temor de las clases acomodadas de la colonia a un creciente movimiento abolicionista en la metrópoli, Inglaterra, que amenazaba con acabar con la base de su riqueza: el trabajo esclavo. Por otro lado, Inglaterra también impidió que los colonos avanzaran hacia el oeste, que debía seguir siendo territorio indio. Para Horne, la guerra por la independencia de EE.UU. fue en parte una ‘contrarrevolución’ dirigida por los llamados ‘padres fundadores’ con el objetivo de preservar su derecho a esclavizar a otros pueblos, especialmente a los africanos, así como para seguir expandiendo la joven nación hacia el oeste robando más tierras a los pueblos indígenas en las que desplegar más mano de obra esclava.

 

En su otro libro, ‘The Apocalypse of Settler Colonialism: The Roots of Slavery, White Supremacy and Capitalism in 17th Century North America and the Caribbean’, Horne resume este proceso:

 

‘Luego, finalmente, en 1776, dieron el golpe definitivo y exhibieron su novedosa muestra de patriotismo expulsando a Londres por completo de las colonias continentales al sur de Canadá, al tiempo que convencían a los ilusos e ingenuos (hasta el día de hoy) de que este desnudo acaparamiento de tierras, esclavos y beneficios era, de alguna manera, un gran avance para la humanidad.’

 

En este contexto nacieron y se desarrollaron las fuerzas armadas de los Estados Unidos. El origen del ejército estadounidense fue la guerra por la independencia contra los británicos, es decir, en defensa de la supremacía blanca y su proyecto de esclavitud y conquista de tierras. Así, poco después de la independencia, el recién creado ejército estadounidense emprendió su nueva tarea: la guerra genocida contra los pueblos indígenas para asegurar la expansión territorial de la nueva república.

 

En ‘The First Way of War: American War Making on the frontier, 1607-1814’, otro historiador, John Grenier, sostiene que el ejército estadounidense se forjó en guerras genocidas contra los pueblos nativos americanos, en las que se permitían prácticamente todos los medios de destrucción, toda la brutalidad era posible y no había distinciones entre población civil y combatiente. Uno de los métodos utilizados por las fuerzas armadas estadounidenses contra los pueblos indígenas fue la destrucción de sus cultivos y reservas de alimentos, lo que les llevó a la derrota por inanición, un método ampliamente utilizado y perfeccionado décadas después en la guerra de Vietnam.  Una línea histórica ininterrumpida une las guerras contra los pueblos indígenas con la guerra de Vietnam y los embargos económicos más recientes contra Cuba y Venezuela, entre otros. Los embargos económicos no son más que una variante de este método, los objetivos siguen siendo los mismos: provocar la hambruna, castigar a las poblaciones civiles para someterlas o eliminarlas. El exterminio de los pueblos indígenas, justificado e impulsado por la supremacía blanca, era tan central en la política de la época que haber participado en las campañas militares contra los indígenas era prácticamente un requisito para ser candidato a la presidencia de la Nueva República. Ser propietario de esclavos parece haber sido otro requisito para la función de líder de la nación, ya que entre los ocho primeros presidentes había propietarios de esclavos.

 

Para garantizar un frente único entre los colonos blancos contra los pueblos indígenas, por un lado, y para asegurar la práctica de la esclavitud, por otro, los ingleses forjaron una ‘alianza’ ilusoria entre las clases sociales de los ‘blancos’ que legitimaba y permitía la explotación, el robo o el exterminio de todos los que no eran ‘blancos’. Según Gerald Horne, esta ‘política de identidad militarizada’ -la supremacía blanca- estaba en la base de las ocupaciones coloniales ya en 1676, lo que condujo a la creación de un país de ‘hombres blancos’, un primer Estado de apartheid, un ejemplo que seguiría Sudáfrica. La violencia contra los pueblos indígenas y la violencia inherente a la economía esclavista se han convertido en elementos comunes y ‘normales’ en la mentalidad blanca de los Estados Unidos hasta el día de hoy.

 

El espíritu empresarial de la supremacía blanca no se limitó a la explotación de la mano de obra esclava en las plantaciones estadounidenses. El bloqueo naval y la presión de Inglaterra contra el comercio de esclavos hicieron que el precio de éstos en el mercado aumentara, convirtiéndose en una atracción irresistible para los capitalistas blancos estadounidenses ávidos de beneficios. El historiador y activista afroamericano W. E. B. Du Bois escribió lo siguiente sobre el comercio de esclavos en la primera mitad del siglo XIX:

 

‘Como resultado, la trata de esclavos en América se llevó a cabo principalmente con capital estadounidense, en barcos de Estados Unidos, con ciudadanos estadounidenses y bajo la bandera de Estados Unidos.’ (1)

 

La vía cubana

 

 A una pregunta de Ignacio Ramonet sobre cuándo comenzó realmente la revolución cubana, Fidel Castro respondió:

 

‘(…)la revolución cubana comenzó con la primera guerra de independencia, que se inició en el oriente de Cuba el 10 de octubre de 1868’.

 

Y luego Fidel menciona el siguiente episodio de la vida de Simón Bolívar, el Libertador:

 

Después de emprender una expedición a Haití, (Bolívar) regresó a Venezuela y allí, el 6 de julio de 1816, emitió el “Manifiesto de Ocumare”, del que cito:

 

“Nuestros hermanos que han gemido bajo las miserias de la esclavitud son ahora libres. La naturaleza, la justicia y la política exigen la emancipación de los esclavos; a partir de ahora sólo habrá una clase de hombres en Venezuela, los ciudadanos.”

 

Desde Isla Margarita, el Libertador bajó por el río Orinoco, desembarcando en Angostura, donde hoy se encuentra Ciudad Bolívar, y fue allí donde redactó las ideas de la Constitución de 1819 y decretó la abolición de la esclavitud. Fue entonces cuando José Antonio Páez, patriota y nuevo líder de los llaneros, decidió unirse a Bolívar. A partir de ese momento, la victoria estaba asegurada. Me he tomado la libertad de recordar este episodio para mostrar que, en la historia de América Latina, la abolición de la esclavitud y la independencia están íntimamente ligadas”. (2)

 

Mientras que la independencia de Estados Unidos se consolida con el objetivo de extender y ampliar la supremacía blanca heredada de Europa, en Cuba y América Latina las luchas por la independencia se producen contra la supremacía blanca europea.

 

Esta distinción fue percibida por un profundo e influyente observador de la época: Alexander von Humboldt.

 

Entre 1799 y 1804, Alexander von Humboldt, acompañado por el botánico francés Aimé Bonpland, recorrió las colonias españolas de América de la época, explorando regiones que hoy pertenecen a Venezuela, Ecuador, Colombia, Perú y Cuba. De vuelta a Europa, Humboldt comenzó a publicar varios libros que revelaban a un público europeo curioso y fascinado las riquezas naturales y culturales de Sudamérica. Al tiempo que escribía sobre las maravillas de la naturaleza tropical de América y la riqueza cultural de sus pueblos nativos, Humboldt denunciaba, como ningún otro antes, los horrores de la esclavitud, la opresión de los pueblos indígenas y la injusticia del sistema colonial.

 

Humboldt presentó una visión de los pueblos indígenas sudamericanos y de los esclavos de origen africano completamente diferente a las concepciones dominantes de su época, rechazando el racismo endémico dominante y la supuesta ‘superioridad’ de la ‘raza blanca’, fundamento de la supremacía blanca. Humboldt declaró que la cultura de los pueblos indígenas era tan creativa y diversa como la europea, atacando con vehemencia a uno de los principales defensores del ‘racismo científico’ europeo de la época, el conde de Buffon, exponiendo lo ridículo de sus ideas.

 

 A su regreso de su gira por la América española en 1804, Humboldt pasó una breve temporada en Estados Unidos, donde conoció a Thomas Jefferson, entonces célebre presidente de ese país. Jefferson compartía los mismos intereses que Humboldt en las ciencias naturales y ambos conversaron largamente cuando Humboldt fue huésped de la Casa Blanca. Pero había una cuestión fundamental irreconciliable entre ambos: la esclavitud. Thomas Jefferson, uno de los “padres fundadores” de la nueva república que se anunciaba como la patria de la libertad y la igualdad, no sólo era propietario de esclavos, sino que reconocía la importancia de la esclavitud para el desarrollo económico de Estados Unidos. Humboldt denunció esta hipocresía y el horror subyacente a esa idea de “desarrollo económico”. Jefferson también estaba de acuerdo con las ideas de Buffon sobre la ‘inferioridad’ de la ‘raza negra’, que Humboldt consideraba una tontería.

 

Poco después de su regreso a Europa, en París, Humboldt fue presentado a un joven noble recién llegado de las colonias españolas de América: Símon Bolívar, el futuro Libertador. Bolívar contó más tarde cómo su encuentro con Humboldt le abrió los ojos a las maravillas y el potencial de su propio país, la futura Venezuela. De hecho, fue Humboldt quien dio a conocer América al propio Bolívar, como éste menciona en su famosa ‘Carta de Jamaica’. Los dos se volvieron a encontrar meses después en Roma, y esta vez Bolívar ya hablaba de la necesidad de la independencia de la América española. Los consejos y la sabiduría de Humboldt fueron cruciales para la madurez política del joven Bolívar. Todavía en Roma, Bolívar juró liberar a América, y luego regresó a su país.

 

Años después, Humboldt escribió lo siguiente sobre las nuevas repúblicas de América Latina, fruto de las luchas de Simón Bolívar:

 

‘No se puede elogiar lo bastante a la legislación de las nuevas repúblicas de la América española, que desde el principio han tenido una gran preocupación por poner fin a la esclavitud, En este sentido, esta vasta parte de la Tierra tiene una inmensa ventaja sobre el sur de los Estados Unidos (…)’

 

‘En Norteamérica, los hombres blancos se han creado una República blanca con las leyes más vergonzosas de la esclavitud’. (3)

 

Aunque en Cuba también había esclavos y racismo, la demarcación entre negros y blancos no seguía la misma lógica que la supremacía blanca dominante en Estados Unidos. España utilizó batallones de negros armados en Cuba, por ejemplo, lo que a ojos de los supremacistas blancos equivalía a un crimen de guerra. Las leyes españolas también permitían a los esclavos recursos que habrían sido impensables con la legislación vigente en el sur de Estados Unidos. Una prueba de la diferencia de trato a los negros en Cuba y en EE.UU. fue la huida masiva de afroamericanos de Florida a Cuba a partir de 1819, cuando fue adquirida a España por la República. Los afroamericanos que vivían en Florida sabían muy bien lo que les esperaba bajo el nuevo gobierno y la migración a Cuba era la mejor opción. Estos afroamericanos trajeron consigo un sentimiento anti-Washington que influiría en toda la isla.

 

Fue la independencia de Cuba y su posterior caída bajo la dominación estadounidense lo que marcó definitivamente la actitud de la isla contra la supremacía blanca, generando una revuelta no sólo contra la dominación extranjera, sino contra una dominación profundamente racista que intentó imponer el mismo sistema “Jim Crow” en Cuba, tratando de transformar una sociedad con racismo en una sociedad racista según el modelo de la supremacía blanca. El sentimiento antiestadounidense, anti-Jim Crow y contra el proyecto de dominación de los blancos ya estaba presente en la isla mucho antes de la revolución. Como escribió Gerald Horne:

 

‘Los negros estadounidenses habían empezado a mirar a una Cuba independiente como un refugio, lleno de oportunidades y alivio del racismo.’

 

Y Horne cita además el siguiente testimonio de un estadounidense de la época:

 

‘(…) los cubanos de color ven a Cuba como su país en un sentido mucho más completo que los negros americanos ven a los Estados Unidos como su país.’ (4)

 

La revolución cubana como desafío a la supremacía blanca

La revolución cubana liberó a Cuba de la dictadura de Batista y de la dominación de Estados Unidos que se ejercía a través de esta dictadura. A los ojos del Imperio, la revolución era un desafío al proyecto de dominación de la supremacía blanca. Y este desafío se profundizó cuando algunas de las primeras medidas del gobierno revolucionario fueron para corregir las injusticias heredadas del período de esclavitud de la isla en un área clave: la salud.

 

Don Fitz, en su excelente libro ‘Cuban Health Care’ escribió:

 

‘En la Cuba prerrevolucionaria, el racismo afectaba a todos los aspectos de la medicina: había menos hospitales en las zonas rurales y en el este de Cuba, donde predominan los negros; las clínicas mutualistas tenían muchas menos matrículas negras y era casi imposible que los negros entraran en la facultad de medicina.’

 

‘Es difícil exagerar la importancia de la revolución de 1959, que supuso los cambios más significativos en la vida de los negros cubanos desde la abolición de la esclavitud. Las convocatorias para servir en las zonas rurales y en las provincias orientales eran equivalentes a la lucha contra el racismo estructural.’

 

Ante estas actitudes del gobierno revolucionario de Cuba en comparación con la actitud que prevalece en los Estados Unidos en la misma época, Don Fitz hace el siguiente comentario:

 

‘El envío de equipos médicos a las comunidades urbanas pobres, a las zonas rurales y a la parte oriental de la isla, con la coordinación del gobierno revolucionario, se produjo al mismo tiempo que los manifestantes por los derechos civiles en Estados Unidos eran golpeados por la policía y atacados por perros por exigir el derecho a sentarse en los mostradores de comida “sólo para blancos”. Este contraste no pasó desapercibido para los cubanos ni para muchos en Estados Unidos.’

 

El gobierno revolucionario de Cuba también emprendió campañas de alfabetización para adultos y niños en todo el país, para corregir otra distorsión heredada de los tiempos de la esclavitud, ya que el analfabetismo afectaba principal y desproporcionadamente a la población pobre de origen africano.

 

Con la sanidad y la educación, la revolución cubana hizo un gran esfuerzo por recuperar la dignidad de la población pobre, especialmente la afrodescendiente. Tales medidas eran intolerables para la supremacía blanca en los Estados Unidos, ya que, como se preguntaba el historiador Gerald Horne:

 

‘¿Podrían los africanos de Estados Unidos ser explotados tan descaradamente si los africanos de Cuba estuvieran empoderados?’ (5)

 

En vista de esto, no es de extrañar la intensa hostilidad de Estados Unidos hacia la revolución cubana desde sus inicios. Y esta hostilidad no hizo más que aumentar cuando Cuba empezó a internacionalizar su lucha contra la supremacía blanca. Esta internacionalización se produjo principalmente por dos vías, a través de la medicina e, inevitablemente, a través de un conflicto armado.

La internacionalización de la medicina cubana

 

Poco después de la revolución, enfrentándose a enormes dificultades, Cuba pudo enviar ayuda médica a Chile, que había sufrido un terremoto en 1960. También se enviaron brigadas médicas cubanas a Nicaragua en 1972 y a Honduras en 1974, cuando estos países también se vieron afectados por los terremotos. Pero es principalmente en África donde la ayuda médica cubana estuvo más comprometida. Con el apoyo de la entonces URSS, Cuba coordinó la primera campaña de vacunación masiva contra la polio en África, en el Congo, vacunando a más de 61.000 niños. De nuevo según Don Fitz:

 

‘A finales de los años 80, la ayuda cubana había llegado a más de una docena de países africanos. Entre ellos, Benín, Burkina Faso, Camerún, Cabo Verde, Ghana, Guinea, Libia, Madagascar, Malí, Marruecos, Mauritania, Mozambique, Nigeria, Santo Tomé y Príncipe, Seychelles, Tanzania, Uganda, Sahara Occidental, Zambia y Zimbabue.’

 

De este modo, Cuba trató de reparar las distorsiones e injusticias causadas en África tras siglos de explotación colonial por parte de los supremacistas blancos.

 

La otra contribución fundamental de Cuba en el ámbito de la salud es a través de su Escuela Latinoamericana de Salud, ELAM, donde estudiantes pobres de todo el mundo, principalmente de América Latina y África, sobre todo negros, pueden estudiar medicina, ampliando así la contribución de Cuba al mundo. Según Don Fitz, en 2020 la ELAM había formado a unos 30 000 médicos de más de 100 países.

 

En guerra contra la supremacía blanca – La Operación Carlota

 

                     ‘En Cuba bautizamos  la operación internacionalista con el nombre de ‘Carlota’, en homenaje a una excepcional mujer africana que en tierra cubana encabezó, siendo esclava, dos sublevaciones contra la opresión  colonial y que – como pretendían hacer con Angola en 1975 – fue descuartizada por los verdugos que lograran apresarla en su segunda intentona rebelde. ‘

                                                                                                                                              Raúl Castro

 

La Operación Carlota es quizás la lucha más decisiva contra la supremacía blanca y su violencia en la historia del siglo XX.

 

Cito aquí parte del texto de la introducción de una obra sobre este conflicto, el testimonio de uno de sus más importantes participantes, el general de brigada cubano Harry Villegas ‘Pombo’:

 

‘Entre 1975 y 1991, unos 425 mil voluntarios cubanos, organizados por la dirección revolucionaria de Cuba, cumplieron misiones en Angola. Fueron ahí en respuesta a una solicitud de ayuda  del gobierno angolano. En 1975 el pueblo de ese país africano acababa de conquistar su libertad de Portugal después de casi cinco siglos de brutal explotación y dominio colonial. Ahora estaba siendo agredido por el régimen supremacista blanco en Sudáfrica y sus aliados africanos e internacionales.’

 

‘El propósito de la misión cubana, que se extendió 16 años, fue de ayudar a Angola a defenderse y repeler decisivamente esta agresión militar apoyada por Washington. La misión concluyó solo después de que se propinara una derrota contundente a las fuerzas armadas del régimen del apartheid en marzo de 1988, en la batalla de Cuito Cuanavale en el sur de Angola, al mismo tiempo que una formidable agrupación de combatientes cubanos, angolanos y namibios se desplazaba al sur, hacia las bases del régimen sudafricano en su colonia, Namibia.’(6)

 

Stalingrado fue la batalla que inició la caída de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, infligiendo una espectacular derrota a su ejército y a las pretensiones supremacistas blancas de los nazis de exterminar a los pueblos eslavos “infrahumanos”. Cuito Cuanavale fue el Stalingrado de la supremacía blanca en África. Como declaró Nelson Mandela en su visita a Cuba en 1991, poco después de su liberación de la cárcel en Sudáfrica:

 

‘Los internacionalistas cubanos han hecho una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo, por los principios y el desinterés que la caracterizan.  Desde sus días iniciales, la Revolución Cubana ha sido una fuente de inspiración para todos los pueblos amantes de la libertad…’

 

‘Dónde está el país que haya solicitado la ayuda de Cuba y que le haya sido negada? ¿Cuántos países amenazados por el imperialismo o que luchan por su liberación nacional han podido contar con el apoyo de Cuba?…’

 

‘Nosotros en África estamos acostumbrados a ser víctimas de países que quieren desgajar nuestro territorio o subvertir nuestra soberanía. En la historia de África no existe otro caso de un pueblo que se haya alzado en defensa de uno de nosotros. ‘ (7)

 

La victoria de Cuba sobre las fuerzas sudafricanas fue decisiva para la caída del régimen del apartheid en ese país, así como para dar la independencia a Namibia, que era una colonia sudafricana.

 

En 1988 Fidel Castro hizo la siguiente declaración sobre la participación de Cuba en la guerra de Angola:

 

‘Es conocido que Estados Unidos perdió prácticamente  el sueño con esa osadía de que un pequeño país como Cuba fuera capaz de cumplir  una misión internacionalista de esta naturaleza (en Angola). El hecho de que un pequeño país del Caribe haya sido capaz de apoyar al hermano pueblo africano es algo que se sale de sus concepciones.’

 

‘Nosotros sabemos cómo piensan los pueblos africanos, y este es otro problema que pesa en la política de Estados Unidos. Los pueblos de África han visto en  Estados Unidos un aliado del apartheid, responsable de la supervivencia del apartheid.’

 

‘Cuba no tiene ningún interés económico  en Angola ni en África. Cuba está en Angola porque cumple con su deber de ayudar a los pueblos.’

 

‘Como hemos dicho otras veces, ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad. Quien no sea capaz de luchar por otros no será nunca capaz de luchar por sí mismo’.

(8)

 

Neoliberalismo, neocolonialismo y supremacía blanca en América Latina

 

El neoliberalismo fue concebido desde el principio como un proyecto de reanudación del poder de la supremacía blanca y de restauración del capitalismo, una respuesta a la alternativa planteada por la Revolución Rusa de 1917 y a la enorme crisis de credibilidad del capitalismo tras la Primera Guerra Mundial.

 

En el reciente avance neoliberal en América Latina fue la supremacía blanca la que movilizó e instrumentalizó el racismo más retrógrado aún presente en este continente para atacar a los gobiernos progresistas de países como Brasil, Bolivia y Venezuela, entre otros. No es casualidad que en todos los países donde ha triunfado la ofensiva neoliberal, una de las primeras medidas haya sido la expulsión de los médicos cubanos, como ocurrió en Honduras cuando se produjo el golpe de Estado contra el presidente Zelaya, en Brasil tras el golpe contra la presidenta Dilma Rousseff o en Bolivia en el golpe de Estado dirigido contra el presidente Evo Morales. El efímero gobierno de Jeanine Áñez en Bolivia hizo gala de todo su racismo al desatar una violencia asesina sin precedentes contra la población indígena, atacando incluso uno de los símbolos más importantes de los pueblos indígenas de los Andes, la bandera wiphala. Los golpistas de Bolivia pretendían reproducir en este país las guerras genocidas de EEUU en el siglo XIX contra las poblaciones indígenas, con el pleno apoyo de los supremacistas blancos de Washington.

 

También en Brasil, el apoyo de los supremacistas blancos fue clave para la llegada al poder del presidente Jair Bolsonaro. El racismo, el feminicidio, la homofobia, así como los ataques a los pueblos indígenas y al medio ambiente, han aumentado exponencialmente bajo el mandato del presidente Bolsonaro, como era de esperar dado el alineamiento explícito de Bolsonaro con los supremacistas blancos de Washington y su servilismo a ellos.

 

El neoliberalismo en América Latina es ante todo un proyecto neocolonial. El neoliberalismo y el neocolonialismo son las dos expresiones del mismo proyecto de poder de la supremacía blanca basada en Washington. El brutal ataque neoliberal a las leyes laborales, a la educación y la sanidad públicas y al medio ambiente tiene el objetivo explícito de reducir a las naciones soberanas a la condición de colonias. El objetivo del neoliberalismo es establecer administraciones neocoloniales. Jeanine Áñez en Bolivia, Mauricio Macri en Argentina, Jair Bolsonaro en Brasil, Gullermo Lasso en Ecuador, entre otros, son todos ejemplos de administraciones neocoloniales cuya tarea es supervisar la transferencia de recursos naturales y bienes públicos de estos países a la metrópoli, impidiendo por todos los medios posibles, incluyendo la violencia y el terror, cualquier oposición a este proyecto. Exactamente lo que siempre ha hecho la supremacía blanca allí donde ha conseguido imponerse.

 

Cuba sigue siendo objeto de intensos ataques por parte del Imperio precisamente porque ningún otro país del mundo ha contribuido tanto y de tantas maneras a la lucha contra la supremacía blanca y lo que ésta representa. Frente a la creciente amenaza de la supremacía blanca que se reorganiza bajo el orden neoliberal y su proyecto neocolonial, Cuba es un ejemplo a seguir.

 

(1) W.E.B. Du Bois – The Suppression of the African Slave-Trade

(2)  Ignacio Ramonet – Fidel Castro: Biografia a dos voces

(3) Andrea Wulf – La Invención de la Naturaleza

(4) Gerald Horne – Race to Revolution

(5) Gerald Horne – Race to Revolution

(6)Harry Villegas ‘Pombo’ – Cuba y Angola La Guerra por La Libertad

(7) Harry Villegas ‘Pombo’ – Cuba y Angola La Guerra por La Libertad

(8) Harry Villegas ‘Pombo’ – Cuba y Angola La Guerra por La Libertad

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