CELAC postula una perspectiva geoeconómica basada en la complementariedad, la solidaridad y el trato simétrico en el concierto internacional, como salida al conjunto de contingencias que atribulan a América Latina y el Caribe.

Luego de cuatro (4) años de inactividad, el 18 de septiembre se reactivó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) con la VI Cumbre realizada en México. Cabe destacar que este organismo tiene un carácter inédito, al tratarse del primer ente de integración en la historia de nuestra región que agrupa a todos los países, a excepción de los Estados Unidos y Canadá.
Recordemos que la creación de la CELAC estuvo marcada por la emergencia de un liderazgo carismático, popular, anti-status quo, contestatario, nacionalista, anti-neoliberal, consustanciado con una mirada geoeconómica desde el Sur Global, expresada en las figuras de Ignacio Lula Da Silva, Néstor Kirchner, Rafael Correa, Fernando Lugo, Manuel Zelaya, José Mujica, Fidel Castro, Evo Morales, Daniel Ortega y Hugo Chávez Frías, etc. 

 

Desde sus inicios, el objetivo de esta organización es la consolidación de una región sin tutelaje de potencias imperiales, con inclusión social y liberada de las ataduras descapitalizantes que generan los servicios de la deuda externa bajo los auspicios del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Este compromiso con los acreedores funciona como un Esquema Ponzi para la sustracción de nuestros recursos financieros por concepto de pago a los prestamistas. El resultado es una paradoja de larga data: honramos nuestros compromisos al tiempo que la pobreza crece exponencialmente en toda América Latina y el Caribe. 

 

A ese ritornelo de pagar y seguir siempre endeudados, se le suma el trato desigual de los términos del comercio internacional en el marco de la relación Centro-Periferia. Esta trama de Sísifo impone como agenda central para nuestra región un horizonte de  crecimiento con desarrollo para superar las inequidades sociales.

 
Con este desafío como telón de fondo, la CELAC fue creada desde una perspectiva de comercio justo, como principios rectores como la complementariedad, la cooperación, la igualdad en la diversidad y la relación sur-sur. Para ello, se realizaron una serie de encuentros entre presidentes y jefes de Estado de la región. La primera fue en febrero de 2010 en Playa del Carmen (México) y la segunda se realizó en diciembre de 2011 en Caracas, reunión en la que se constituye formalmente el espacio. Posteriormente, se ejecutaron las primeras cinco cumbres: Santiago de Chile (2013), La Habana (2014), San José de Costa Rica (2015), Quito (2016) y Punta Cana (2017). En ésta última, República Dominicana traspasó la presidencia a El Salvador, hasta enero de 2018, quedando pendiente la Cumbre en este país, cosa que nunca ocurrió.

 
La anulación de la Cumbre en el país centroamericano responde a una etapa de derrotas electorales del progresismo en América Latina, una ofensiva neoconservadora liberal, la caída del precio de los commodities en el mercado internacional y el debilitamiento de la capacidad de respuesta de los gobiernos progresistas. Todo ello se tradujo en un cambio en la relación de fuerzas, colocándose en escena jefes de Estados de credos neoliberales. Por ejemplo, Mauricio Macri en Argentina, quien sucede a Cristina Fernández de Kirchner en la presidencia del país luego de su triunfo electoral de 2015. Otro caso es Brasil, donde se impone Michel Temer a partir del golpe parlamentario de 2016 contra Dilma Roussef. En 2017, el juez Sérgio Moro judicializando la política vía lawfare, condenaba a Lula a la cárcel, impidiendo su previsible triunfo electoral. Esta medida se hizo efectiva en abril de 2018, permitiendo la llegada del ultraconservador Jair Bolsonaro. También sobresale el caso de Lenin Moreno en Ecuador, ex-vicepresidente de Rafael Correa, quien luego de ganar la presidencia en 2017 traiciona el mandato popular y se pasa al campo de la restauración neoconservadora, dirigido por el Departamento de Estado de EEUU. 

 

El derrumbe de los gobiernos progresistas en América del Sur cambiaba el tablero geopolítico de la región, con un reflote de la OEA (apéndice de la Casa Blanca), organismo calificado el 31 de enero de 1962 como “el Ministerio de colonias yanquis” por el canciller de la Dignidad Raúl Roa García.  A través de la figura de su impresentable Secretario General, Luis Almagro, este organismo retoma su función injerencista y protagoniza en primera línea el golpe de estado contra el presidente uri-aimara, Evo Morales Aymara (constructor del Estado Plurinacional de Bolivia), el 20 de noviembre del 2019. 

 

Pese a ese amargo y doloroso tránsito, apareció un rayo de luz con la llegada al gobierno de México del educador decolonial, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en diciembre de 2018. Con él, emerge nuevamente la idea de una América Latina desafiliada de la Doctrina Monroe y conectada con la emancipación del legado anticolonial de Simón Bolívar, Miguel Hidalgo y José Martí. 

  
A partir de este momento se empiezan a debilitar las fuerzas pro-hegemonía estadounidense, cuyo declive coincidirá además con una avalancha de críticas de diferentes gobiernos contra la OEA, hasta el punto de proponer una disolución del Organismo multilateral en el contexto de la VI Cumbre CELAC. Según el presidente de Argentina, Alberto Fernández, la OEA es un “escuadrón contra gobiernos populares”.  

El declive de las derechas se explica también por el regreso de la segunda ola de gobiernos progresistas en la región: Bolivia (2020), Perú (2021) y la revuelta Constituyente de Chile (2019-2020) aún en pleno curso de acción. Adicionalmente, con el derrumbe de Lenin Moreno se desarma PROSUR y el Grupo de Lima comenzó a hacer aguas con la salida de varios de sus partidarios (Argentina, Bolivia, México y Santa Lucía). El triunfo de Pedro Castillo en Perú fue la estocada mortal para esta agrupación. 

Debemos tener presente también que la pandemia promovió un mayor acercamiento de la región con China y Rusia, cuyos candidatos vacunales se han empezado a producir en conjunto con Argentina, Cuba y México. 

De manera general, pude decirse que la vocación integracionista, ese “renacer” de América Latina impulsado por Chávez, Lula y Kirchner, retomó un segundo aliento y se cristalizó en la VI Cumbre de la CELAC, gracias a la activa diplomacia de la Cancillería mexicana, encabezada por Marcelo Ebrard. 

Al menos dos elementos contextuales modularon la escena latinoamericana al momento de organizarse esta importante reunión. Por un lado, la situación migratoria centroamericana hacia Estados Unidos en el contexto de la Pandemia se ha ido saliendo de control para México, lo que ha hecho que AMLO mantenga una posición más proclive a la negociación con el país norteamericano. Por otro lado, el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, en su residencia a manos de sicarios colombianos.

Principales aspectos de las VI Cumbre CELAC 

Es importante recalcar la asertividad de la Cancillería Mexicana para lograr levantar el espíritu de la CELAC después de 4 años de congelamiento. México logró que, incluso por encima de las diferencias regionales, la CELAC tuviera un relanzamiento cuyo saldo político ha sido sin duda muy positivo.

La Cumbre contó con la presencia de 32 países de la región, a excepción de Brasil, país retirado del Organismo desde la Llegada de Jair Bolsonaro al Palacio de Planalto. Hubo voces discordantes de carácter marginal, como las de Paraguay y Uruguay, dado que las fuerzas progresistas-decoloniales dominaron la escena en la Cumbre (Bolivia, México, Cuba, Perú y Venezuela). 
La declaración de la VI Cumbre CELAC incluyó como temáticas principales:

 

  • El compromiso de América Latina con la construcción de un orden internacional más equitativo, justo y equilibrado, sobre la base de los principios del respeto del derecho internacional y la Carta de Naciones Unidas.
  • Consolidación de América Latina como zona de paz y la resolución de los conflictos por vía del diálogo y la negociación.
  • Asumir de forma conjunta el desafío migratorio y la protección de los derechos humanos de los migrantes.
  • El acceso universal, justo y equitativo a las vacunas y otros insumos de salud, así como el reconocimiento de los países que han presentado candidatos vacunales en la región, Cuba. 
  • La lucha contra el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad en el planeta, en tanto compromiso irrenunciable de la humanidad.
  • Propuesta de creación de un mecanismo de comercio multilateral regional que promueva el desarrollo comercial latinoamericano en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
  • Creación de una Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE), mediante la articulación con las Agencias Espaciales Nacionales de cada país, como es el caso de la Agencia Bolivariana de Actividades Espaciales en Venezuela (ABAE).

Además, con el objetivo de madurar y fortalecer la estructura institucional de la CELAC, el presidente constitucional de Venezuela Nicolás Maduro propuso: 

 

  • La creación y funcionamiento periódico de los Consejos de Ministros en el área social, para atender el asunto del cambio climático, la biodiversidad y el impacto del Covid-19 sobre la población latinoamericana; en el área política para impulsar las alianzas regionales y fortalecer la integración de los pueblos; y en el área económica para abordar el desarrollo de la región.
  • Creación de una Secretaría General como propuesta fundamental a ser incorporada en la próxima Cumbre del Organismo.

Es oportuno resaltar también la participación del jefe de Estado de China, Xi Jinping, en el cierre de la Cumbre. El mandatario chino envió un video en el que valoró la construcción de la CELAC “en medio de los esfuerzos de los países de América Latina y el Caribe (ALC) por la independencia”. Consideró que la CELAC “ha jugado un importante papel en la salvaguardia de la paz y de la estabilidad” en el continente. También destacó que desde julio de 2014 existe un ámbito de articulación entre su país y la región a partir del Foro China-CELAC. Por tanto, este Foro “se ha convertido en la plataforma principal para aglutinar las fuerzas amistosas de los diversos sectores de China y ALC”.

En consecuencia, la VI Cumbre de la CELAC, realizada el 18 de septiembre en México de 2021 se inscribe como un evento que alienta una tendencia contra hegemónica que, a su vez, es expresión del avance de un mundo multicéntrico y pluripolar que crece en Latinoamérica desde una perspectiva geoeconómica que postula una relación basada en la complementariedad, la solidaridad y el trato simétrico en el concierto internacional de las naciones como salida al conjunto de contingencias que nos atribulan. 

De esta manera, la CELAC retoma la iniciativa de echar andar un emancipador Destino Manifiesto desde el sur global cuyo propósito es hacer realidad el sueño postergado de la integración latinoamericana, entendida como la unión de intercambios entre iguales desde la diversidad indoamericana, requisito para materializar un crecimiento sostenible con desarrollo.